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48 AÑOS DE LA MUERTE DE ROSARIO CASTELLANOS

Este año se conmemora el 48 aniversario luctuoso de una de las escritoras e intelectuales que más marcó la literatura del siglo XX en nuestro país, Rosario Castellanos.

Rosario Castellanos Figueroa nació el 5 de mayo de 1925 en la Ciudad de México, sin embargo, su familia se trasladó a Comitán, Chiapas, donde vivió su infancia y creció hasta los 16 años.

Después de la muerte de sus padres en 1948, Castellanos se mudó a la Ciudad de México, donde estudió Filosofía y Letras en la UNAM.

Actualmente es uno de los iconos intelectuales más importantes del país y ha influenciado el pensamiento de distintas figuras importantes del país, así como parte de su trabajo ha aportado al pensamiento feminista moderno.

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Su trabajo literario va desde novelas, cuentos, ensayos, obras de teatro, poesía, además de haber destacado en el ámbito periodístico escribiendo durante años en el diario Excélsior.

Sus trabajos se destacarían a lo largo de su vida por abordar el tema de la desigualdad de clase y la posición de la mujer en la sociedad, además de dignificar el mundo de las y los indígenas y luchar por mayor democracia para ellos.

Gran parte de su obra estuvo marcada por su pensamiento social y político, pues veía el mundo como “un lugar de lucha en el que uno debería estar comprometido”; Rosario se transformó en un símbolo del feminismo latinoamericano, existen diversos ejemplos de su obra donde critica el enfoque que se le provee a la mujer en la sociedad como su cuento Lección de cocina: cocinar, callarse y obedecer el marido.

Estudió Estética en la Universidad de Madrid y durante muchos años fue maestra en diferentes instituciones como la UNAM, La Universidad de Wisconsin, La Universidad de Indiana, entre otras.

Se casó con el maestro de filosofía Ricardo Guerra, con quien después de diversos intentos, varios abortos y mucho sufrimiento tuvieron un hijo a quien llamaron Gabriel Guerra Castellanos; el matrimonio se separó después de 13 años. Sin embargo, la relación con Ricardo Guerra inspiró a Rosario para escribir una buena parte de sus poemas.

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La ruptura con Guerra y los múltiples abortos la llevarían a sufrir depresión, e incluso estuvieron a punto de llevarla al suicidio, lo importante de esta etapa son las semillas que germinaron después de la tormenta, como lo es su poema Lamentación de Dido, dejamos aquí los últimos fragmentos de esta obra:

He aquí que al volver ya no me reconozco. Llego a mi 
casa y la encuentro arrasada por las furias. Ando
por los caminos sin más vestidura para cubrirme
que el velo arrebatado a la vergüenza; sin otro
cíngulo que el de la desesperación para apretar mis
sienes. Y, monótona zumbadora, la demencia me
persigue con su aguijón de tábano.

Mis amigos me miran al través de sus lágrimas; mis
deudos vuelven el rostro hacia otra parte. Porque la
desgracia es espectáculo que algunos no deben
contemplar.

Ah, sería preferible morir. Pero yo sé que para mí no
hay muerte.
Porque el dolor —¿y qué otra cosa soy más que
dolor?— me ha hecho eterna.

En 1971 Castellanos fue nombrada embajadora de México en Israel y se mudaría a este país donde pasaría los últimos años de su vida. Falleció en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974, los informes oficiales señalan descarga eléctrica como la causa de su fallecimiento, sin embargo, las teorías de suicidio e incluso asesinato han rodeado su muerte.

La escritora fue galardonada en distintas ocasiones, pero lo que más queda de ella es el legado profundo que dejó, sobre lo que significa ser mujer además de tratar de comprender y de cuestionar la sociedad en la que vivimos.

SONETO DEL EMIGRADO

Cataluña hilandera y labradora,
viñedo y olivar, almendra pura,
Patria: rememorada arquitectura,
ciudad junto a la mar historiadora.

Ola de la pasión descubridora,
ola de la sirena y la aventura
– Mediterráneo – hirió tu singlatura
la nave del destierro con su proa.

Emigrado, la ceiba de los mayas
te dio su sombra grande y generosa
cuando buscaste arrimo ante sus playas.

Y al llegar a la Mesa del Consejo
nos diste el sabor noble de tu prosa
de sal latina y óleo y vino añejo.

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