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Aron Ralston: el montañista que se amputó el brazo en una expedición

Existen decisiones de vida que nos exigen no sólo determinación, sino el valor de elegir entre la vida o la muerte. Lo inminente de haber optado por lo primero, fue para Aron Ralston el montañista que se amputó el brazo, una de las situaciones de vida que cambiaron su percepción de vivir.

La reflexión es inseparable de la decisión premeditada, pero ¿Qué se piensa y percibe cuando se está atrapado y solo a kilómetros de distancia de alguien más? Aron Ralston perdió la cordura. Se diluyó en su ser junto con el agua corporal. La alucinación fue inevitable.

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¿Cómo es tener que decidir cortar tu brazo? Atrapada debajo de una roca de más de 300 kilos, no estaba solamente su extremidad. Su amor también se dilapidó en esa cueva, un lugar de temperaturas extremas.

En un instante el amor por las montañas del ingeniero que no ejerció, Aron Ralston, se tornó en algo realmente trágico: llanto, miedo, una angustia desesperante. Cinco días atrapado así, entre lo real del dolor, mucho dolor, y la necesidad física y mental de desaparecer.

El delirio devino en iluminación. Despertó, después de soñar, en medio de tanto dolor, su persona con una bebé en su brazo izquierdo. El derecho ya no estaba.

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Saberlo, pretender asimilar algo como lo que Aron Ralston se vio obligado por su necesidad de vivir, a hacer, ratifica que literalmente vivió para contarlo.

El Parque Nacional Tierra de Cañones, en UTAHEstados Unidos, se impregnó de su esencia: mediante una en extremo rudimentaria amputación, Aron Ralston decidió despedirse de su vida tal como la conocía. Habiendo perdido alrededor de 25% de su sangre.

La insólito de la historia no radica exclusivamente en lo extremo de la situación, y lo extremista de su decisión. Fueron 127 horas de incertidumbre y agonía, ¿Cuántas veces se pasa del llanto a otra cosa en todo ese tiempo? ¿Permanentemente se llora o también se secan los ojos y no sólo la boca?

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Aron Ralston decidió grabarse para despedirse antes de decidir vivir. Tuvo muchos momentos de lucidez, pero ¿Cómo saber si decidió amputarse el brazo en uno de esos? ¿Se puede decidir en un instante de alucinación?

Después de aplicarse, con una sola mano, un torniquete, descendió, y optó por caminar los 25 kilómetros que le distanciaban de su automóvil. Por fortuna, la resolución tortuosa en forma de herida, le brindó la oportunidad de proseguir con su decisión: vivir. Un helicóptero del servicio médico de Utah lo encontró tras haber activado la alerta por su desaparición.

Aron Ralston relató su vivencia, llena de decisiones sobrepuestas, en su libro «entre la espada y la pared» publicado en 2004. Por su parte, Danny Boyle James Franco, como director y actor respectivamente, inmortalizaron el caso con la película «127 horas», en 2010.

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En el Cañón Blue John, quedó grabado en la piedra su epitafio. Decidió y ahora es conferencista. Cuenta su pedazo de historia las veces que sea necesario para ser ejemplo de verdaderas ganas de vivir. Regresó al lugar, recuperó su brazo, lo cremó y esparció las cenizas.

Su revelación, el sueño que le motivó a querer vivir, a decidir la vida, se materializó en 2010, con el nacimiento de Leo, su primer hijo. Aron Ralston suele decir con la certeza de quien se debate entre la vida y la muerte conscientemente «no perdí el brazo, volví a la vida». 

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