La existencia del arte ha despertado interrogantes, polémicas y discusiones que definen o sepultan una corriente. Si bien la idea es lo principal para la creación, esta es la base de el arte conceptual. Pero, ¿de qué va esta corriente aplaudida por muchos y criticadas por otros? Partiendo de las primicias de este estilo, pareciera que existe desde hace siglo al ponderar la existencia de una concepción previa a la realización de un pieza.
Sin embargo, no hay que perder de vista que a partir del siglo XIX, la diversificación de las corrientes como el impresionismo, renunciaron a la idea. Con ello, se centraron en lo expresivo y formal hasta llegar al encuentro con el expresionismo abstracto. La forma como principio y la ausencia de contenido. De ahí que los artistas de los años sesenta decidieron partir de un nuevo fundamento: ser un objeto. Con ello, puede hablarse de un surgimiento de el arte conceptual.
En Asia, Sudamérica y la vieja Europa comenzó a proliferar un ambiente idóneo para la creación de una corriente naciente. El arte conceptual eliminaba toda referencia al objeto y se centraba en la idea o concepto como el aspecto más importante de la obra. Diferentes lugares y contextos vieron crecer este movimiento artístico donde la ejecución es algo superficial.
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En el arte conceptual, lo realmente importante es la planificación y las decisiones que se toman al respecto del impacto de la obra. En ocasiones, la obra de arte conceptual es el boceto y no la obra final. Y en los años 60, eso causó una conmoción al contemplar las posibilidades de este arte para transmitir una idea política o social. Aunque este corriente podría definirse desde que Duchamp expuso su urinario, demostrando que la obra artística ya no era un objeto de contemplación, sino como un objeto de pura especulación intelectual.
El arte conceptual tiene una característica indiscutible: No tiene que ser precisamente bonito. Tiene que transmitir su idea. Para ello, el artista puede valerse de muchas cosas. Técnicas tradicionales, texto, fotografía, video o mayormente, la performance. Pero también en ocasiones es un manual de instrucciones, un telegrama o incluso, un plátano pegado en la pared como la obra de Mauricio Cattelan.
El arte conceptual requiere mayor atención y comprensión por parte del espectador. En ocasiones, incluso ocupa participación activa de quién lo presencia. Sin embargo, el tema a discusión sobre esta corriente ha sido que algunos lo tildan de la decadencia del arte y otros una nueva ventana artístico para mirar el mundo.
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Obras polémicas del arte conceptual
El Monumento Mínimo (Melting Men). Néle Azevedo
Arte efímero en su máxima expresión. Se trata de una instalación de arte público que involucró 1000 esculturas de hielo de figuras de hombres y mujeres. Esta instalación ejemplifica el arte conceptual contemporáneo y fue creada para abordar los problemas más importantes de la advertencia global, el cambio climático y el agotamiento de las especies. Las esculturas se colocan en el espacio exterior durante todo el día y se derriten lentamente hasta que desaparecen. La instalación se colocó originalmente en Berlins Gendarmenmarkt Square y luego se instaló en Irlanda como parte del Festival de Queens
La obras y sátiras más polémicas del artista Maurizio Cattelan
Sin título (Portrait of Ross in L.A), Félix González Torres
Esta deliciosa obra consiste en 79 kilos de caramelos, los cuales se pueden encontrar apilados en una esquina o esparcidos por el suelo dependiendo de la galería donde se exhiba y la interacción el público tenga, en algunos casos se ha llegado a presentar como una alfombra. Esta obra es la primera de una serie de obras caramelo del artista Félix González-Torres, consistiendo en esculturas hecha de caramelos envueltos individualmente en celofán de varios colores. Esta obra caramelo permite que el público pueda tener todas las interpretaciones que quieran.
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Puntos de colores. Damien Hirst
Considerado uno de los artistas vivos mas polémicos dentro de la corriente del arte contemporáneo no sólo es conocido por sus puntos, sino por series de animales en formol como su famoso tiburón tigre, «The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living«. Sólo las cinco primeras piezas las hizo él, mientras que el resto los hizo con su equipo en su taller. Curiosamente, una de las obras de esta serie se vendió en un millón de dólares.
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Apple. Yoko Ono
Mucho antes de que Mauritzio Cattelan presentara su controversial plátano, Yoko Ono tuvo la idea en el año 1996 de convertir una manzana en una obra de arte. Esto con la finalidad de poder “disfrutar el proceso de descomposición de la fruta y decidir si ésta sería reemplazada o simplemente se recordaría su belleza una vez que hubiera desaparecido”. Ono es considerada una gran representante del arte conceptual por la calidad y contendido de sus piezas.
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Mierda de artista. Piero Manzoni
Una de las obras más conocidas de Piero Manzoni son sus excrementos enlatados. “Mierda de artista” se vendió de manera inaudita en su momento. Pero también fue famoso porque compró unos globos y los infló con su propio aire. El mismo decía que esos objetos inflados tenían un valor especial porque fueron infladas con “su aire”. Por eso, “Aliento de artista” consistió en esos globos atados a tablas que tenían su nombre. Un gran éxito en la galería Tate Modern, de Londres, y otros museos.