¿De dónde vienen las brujas? ¿Cuál es su origen? Seguro que éstas incógnitas han aparecido en tu mente en varias ocasiones. Y no está por de más, ya que la bruja es una de las figuras más predominantes en la cultura mundial. En la última década ha retomado fuerza debido a la asociación que se le hace con la mujer libre, el sexo femenino, la conexión con la naturaleza y la ideología de independencia y feminismo.
Sin embargo antes de utilizar mal su simbología y atribuciones es una buena idea revisar un poco más su origen exacto en la línea del tiempo.
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Un poco de historia brujil
Así que es momento de remontarnos a tiempos bíblicos, ya que aparece por primera vez en la historia del rey Saúl que consulta a la así llamada «bruja de Endor». Y más tarde vuelven a aparecer en el período clásico en la forma de «estirges«, las cuales eran unas temibles criaturas aladas con forma de harpías o lechuzas que se alimentaban de la carne de bebés.
Saltando varias épocas tenemos la antigua Grecia. Donde encontramos en la mitología a Circe y Medea, quienes eran tía y sobrina, ambas hechiceras capaces de transformar a sus enemigos en cerdos. Así continuaron estas criaturas filtrándose y en ocasiones pasando desapercibidas entre la sociedad y los registros históricos. Ubicándonos ya en el Renacimiento fue que las brujas comenzaron a parecerse un poco más a la percepción moderna que tenemos de ellas.
Aquí es en donde juega un papel sumamente importante para la creación de ese símbolo en nuestro imaginario colectivo. Alberto Durero, el famoso pintor y grabador en esa época definió la forma en que todavía nos imaginamos a las brujas.
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La imagen que creó Durero fue ambivalente, por un lado en su grabado «Las cuatro brujas» (1497), la bruja era joven, atractiva y ágil. Mientras que en el otro, como en «Bruja montando una cabra al revés» (1500), ésta era vieja y abominable.
Así fue como se marcó la pauta para interpretar a las brujas y justamente en los siglos XVI y XVII fue cuando se produjo más obra pictórica de los artistas retomando a las mujeres rebeldes como algo muy negativo para la sociedad. Pues fue entonces cuando se llevaron a cabo los juicios más horribles por brujería en aquella Europa, siendo entre 1550 y 1630 los años con el punto máximo de la caza de brujas.
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Poco a poco la figura brujil se fue transformando hasta como la conocemos en nuestros días. Claro que la cultura occidental y americana la retorció y adaptó a su simbología; pasando por las representantes del paganismo, el feminismo, las wiccas y una de las narrativas más populares: Las Brujas de Salem. Por otro lado en México existen creencias distintas sobre estas mujeres, se enfocan más a demonios o seres que le sirven a un demonio. A continuación te compartimos algunas de las creencias más famosas.
Brujas y sus leyendas mexicanas
La leyenda de “Las Brujas de Atlixco”, cuenta que cuando anochece nadie en ese municipio poblano camina a las faldas del cerro de San Miguel. La leyenda dice que a las tres de la mañana sale el demonio y las brujas salen a bailar convertidas en bolas de fuego.
Yalam Bequet. En Chiapas hay unas mujeres poseídas por el diablo que por las noches, cuando sus maridos duermen, se acercan a la ventana y dicen “yalam bequet, yalam bequet” que significa “baja carne, baja carne” en tzotzil. La piel se les desprende y queda el puro esqueleto que se echa a volar a donde se reúnen con su amo. En la madrugada regresan a su casa y recuperan a su forma humana.
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Brujas que comen niños. A estas brujas se les conoce como Tlaltepuchis y su don es poder convertirse en animales. Se alimentan de sangre humana, en especial la sangre de los niños pequeños, quienes son sus víctimas favoritas y a quienes acechan en forma de animal, incluso pueden filtrarse como neblina en puertas y ventanas.