El renacer del soul en las recientes dos décadas ha sido asombroso. Sellos discográficos fieles a la herencia del soul clásico han reeditado discos de la era dorada del género, que se ubicó durante los sesenta y setenta, tal es el caso de Charles Bradley. Numero Group, Secret Stash y Strut son algunos de las casas revisionistas que han dedicado varias ediciones a rescatar discos olvidados de soul y funk.
La tarea es inmensa: la cantidad de discos que no tuvieron la fortuna de ser expuestos ante un público masivo es incalculable. Ejércitos de buscadores que se empolvan los dedos y las rodillas para encontrar piezas de siete pulgadas que nadie ha escuchado. Luego las incluyen en compilaciones o lindas reediciones que estarán disponibles para una amplia audiencia.
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A mediados de los noventa, los Brand New Heavies mantuvieron viva la llama del funk clásico, que años después retomó la banda alemana The Poets of Rhythm cuyo trabajo reeditó Daptone, el sello brooklynita.
Amy Winehouse, Leon Bridges y Mayer Hawthorne son algunos de los responsables de traer a nuevas generaciones el sonido clásico del soul. Sus grabaciones son referencia indiscutible del nuevo milenio: conservan un sonido con muchos guiños a cantantes y bandas americanas clásicas que definieron la estética del género. La influencia de Marvin Gaye, Curtis Mayfield, Al Green y James Brown sigue sintiéndose a la fecha.
Daptone, el sello avecindado en Brooklyn, ha jugado un papel fundamental desde principios de la década anterior para continuar con la herencia soul americana. The Dap-Kings, la banda de casa, es probablemente la más importante de la actualidad y de ella se desprenden varios actos asociados al sello como la Menahan Street Band, Budos Band, El Michels Affair y, los ahora tan en boga, The Olympians.
Los Dap-Kings acompañaron a la recién fallecida Sharon Jones en todos los discos que grabó para Daptone. También a Amy Winehouse en varias de sus presentaciones en vivo y en el estudio para el icónico Back To Black (2006), producido por otro artífice del renacer de la música para el alma, el otrora DJ: Mark Ronson.
Es precisamente con la Menahan Street Band que Charles Bradley grabó su primer álbum de estudio: No Time For Dreaming (2011). Para concretar ese álbum sucedieron varias situaciones, algunas de ellas no muy reconfortantes para el viejo Charles.
Charles Bradley nació en Florida y fue criado por su abuela en Brooklyn, en los márgenes de la pobreza. La batalla comenzó desde muy temprano. Siendo apenas un adolescente abandonó su casa y recorrió buena parte de Estados Unidos en busca de un trabajo para cubrir sus necesidades básicas. Después de una vida dando tumbos regresó Nueva York.
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Ya instalado en Nueva York, recuerda haberse despertado por el ruido de unas sirenas de policía: a un par de cuadras su hermano había sido asesinado. El responsable del crimen era su primo.
Charles hizo en el pasado algunas presentaciones imitando a James Brown, el ídolo de su infancia. Se hacía llamar Black Velvet para emular al Soul Brother #1. Durante una de estas presentaciones fue que Gabriel Roth se topó con él. No fue casualidad, Roth no era un turista que se encontraba por azar en el club en el que Bradley personificaba a James.
Gabriel Roth es el guitarrista de la Menahan Street Band, Budos Band y Antibalas, además de ser uno de los fundadores de Daptone. Bosco Mann, como también es conocido, fue productor de una de las piedras angulares en el resurgimiento del soul: Sharon Jones and The Dap-Kings.
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Bosco Mann arregló inmediatamente su agenda para meterse al estudio con Bradley y la Menahan Street Band. Así se creó el disco debut del otrora imitador de “el Hombre Más Trabajador de la Industria”.
Desde ese momento Charles Bradley se convirtió en una leyenda viviente. Atravesó por distintas vicisitudes: la muerte de su hermano y el largo recorrido por América en busca de una oportunidad.
Después de ese calvario grabó tres discos de estudio y es considerado la reencarnación de Marvin Gaye. Además del éxito en el estudio, sus presentaciones en vivo son memorables: tiene una entrega tan emocional que solo se podría comparar con la de Otis Redding.
A Charles hay que creerle todo y más que nada que se sienta mal. La tristeza ayuda a alcanzar la entrega que se necesita para interpretar soul.
En 2016 lanzó Changes, su más reciente disco: sin lugar a duda su mejor trabajo hasta la fecha. En este lo acompaña la crema del soul brooklynita, encarnada en integrantes de El Michels Affair, Menahan Street Band, Budos Band y los Dap-Kings.
El título del álbum lo da la pista número cinco, que es un cover de Black Sabbath. La original es un temazo pero créanme, esta la supera por la entrega de Bradley. La rola habla sobre alguien amado a quien el autor dejó de ver, y se da cuenta de lo duro que es. Charles, cada que puede, dedica la canción a su madre, que falleció en 2014.