Hace 30 años un vocho sin estéreo deambulaba por las calles del aún Distrito Federal. Una madre, un padre y un hijo viajaban en aquel bólido que iba y venía por Las Peñas, Iztapalapa, colonia donde residía la familia.
Para amenizar los recorridos cada pasajero se turnaba para cantar: el patriarca vociferaba norteñas y rancheras, ella le entraba a los boleros y el pequeño coreaba a Parchis.
Treinta y pico años después el pequeño sigue cantando, pero en lugar de hacerlo arriba de un bochito ahora lo hace sobre escenarios: Israel Ramírez ya no dice “yo soy la ficha verde, la amarilla queda atrás y todos todos bailamos a tu ritmo y compás”.
Sino que ahora, con el alias de Belafonte Sensacional, y con dos materiales discográficos bajo el brazo, habla de Kerouac, convoca al destroy, busca a Gisela-piel-de-gato de «Gazapo» y recorre la ciudad desde la Warrior hasta Iztapalarga.
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APRENDER DUELE DURO EN LA PIEL
“Mi mamá tiene recuerdos en los que imito a Michael Jackson; y mi papá de verme cantando, en la mesa de los abuelos, “El hijo desobediente”, de Antonio Aguilar”, señala Israel, que creció escuchando una variopinta selección de artistas: Daniel Santos, Cepillín y Parchís, entre otros.
La efervescencia de sonidos hogareños lo llevó a tocar la guitarra cuando tenía 10 años: “Memoricé el círculo de sol para tocar boleros; tocaba “Moliendo café” y canciones latinas. Me aprendí eso y luego dejé la música durante 10 años”. Una década en la que el oriundo del oriente de la ciudad se enfrascó en otra de sus pasiones: la escritura.
“Yo quería ser escritor, reportero o periodista, por eso estudié comunicación. Allí en la escuela topé a un güey de Los Ácaros, una banda que tocaba en el Alicia. Nos graduamos y me invitó a hacer un grupo en el que ocasionalmente hacíamos covers de Interpol y Audioslave. Luego hicimos otra agrupación, Los Días Malos, y allí compuse mi primera rola”.
DIEZ MUJERES QUE CAMBIARON EL RUMBO DE LA MÚSICA
Tras un largo lapso de formación educativa y laboral (reportero de cultura, productor de radio, programador de música), a los 28 años, Israel Ramírez volvió de lleno a los sonidos, siendo consciente de que si quería escribir también podía hacerlo a través de canciones. Juntó a varios forajidos sonoros: Julio Maldad (guitarra), Israel Pompa (bajo), Cristóbal Martínez (batería), Ale (armónica y sonidos orgánicos), Emmanuel (trompeta) y Señor Gobernador (coros).
Esa es la actual alineación del proyecto que se escuda bajo el nombre de la embarcación que aparece en la película The Life Aquatic with Steve Zissou (2005), de Wes Anderson: Belafonte; solo que esta tripulación se asume más Sensacional.
¡QUÉ TRANZA, VALEDOR!
“Con Belafonte me fue bien luego luego, pero entre cuates. El proceso fue lento. Ahora Belafonte ha crecido, ha avanzado, gana terreno, pero todavía falta que sea un grupo sustentable, que tenga un impacto artístico-social más chido: shows grandes, que más gente conozca nuestras rolas”.
Sustentabilidad, palabra que ronda en la cabeza del también fanático de Ariel Camacho y Chalino Sánchez:
“No quiero ser los Beatles o los Rolling Stones, ni siquiera Mon Laferte, pero sí quiero vivir de esto; ya no quiero trabajar de otra cosa, quiero tocar de lunes a lunes”.
Actualmente el cabecilla del grupo no recibe ingresos formales: renunció a un empleo de redactor en una revista de música grupera hace casi un año y desde entonces el poco dinero que tiene sale de la banda y de un puesto que renta en el tianguis dominical de la Lagunilla:
“Es el momento más miserable de mi vida económica. Ahorita me deprimo de lunes a miércoles por el contexto económico-familiar-existencial; los jueves no, porque tengo programa de radio en NoFM, entonces equilibra chido; los viernes y sábados tengo tocadas, aunque puede haber más depresión cuando no hay, y los domingos le rento a un cuate (que vende artesanías) un puesto en la Lagunilla, a veces voy a ver cómo funciona. Cada vez cobro menos”.
ELON MUSK Y SU PROYECTO PARA ESCUCHAR MÚSICA A TRAVÉS DE UN CHIP EN EL CEREBRO
A lo anterior hay que sumarle que Isra regresó a vivir a Las Peñas, para cuidar a su madre que, a sus 75 años, “ya empieza a tener ciertos achaques de la edad, entonces es un momento de estar juntos en lugar de buscar el verguerismo callejero. Es momento de cuidar a los míos”.
Lo que no cambia en Belafonte es su postura “anti-rock”, no se asumen rockeros de cepa sino que, así como utilizan el rock, utilizan la salsa y el reguetón:
“Es como el típico tío rocker que quita a El Recodo para poner a Black Sabbath. A veces te dice más El Recodo que Ozzy, porque te hablan de tu realidad sentimental, política y social. Además, no podemos negar que somos una generación que creció escuchando esas rolas. Nos formó José José, Juan Gabriel, Michael Jackson, Britney Spears. Esa es la ventaja de nuestra generación, que es una generación que se abre, que utiliza. Nos sirve Beethoven, Lou Reed y Juan Gabriel para formar una rola”.
“¿Has escuchado la versión de “Hasta que te conocí”, en Bellas artes? Tenemos un momento que usamos esa canción cómo referencia para hacer otra. Hay dos instantes en la música pop mexicana del siglo pasado que hay que revalorar: José José en el Oti, que aunque no ganó, nadie se acuerda del ganador, se acuerdan de él. Y Juan Gabriel en los noventa, en Bellas Artes, un marica que hace música popular en la máxima casa del arte”.
YO TE QUIERO DE AQUÍ A TORREÓN
En casi todos los shows en los que se presenta Belafonte hay una chica que destaca porque se la pasa tomando fotos, es Andrea Grain la pareja sentimental de Israel, que se ha vuelto parte esencial de grupo en lo que respecta al diseño y lo audiovisual. La génesis de su relación es pintoresca, cual canción de Belafonte:
—Nos conocimos por Cristóbal, pero profundizamos en Twitter. Fue en una exposición de Manuel Álvarez Bravo, en Bellas Artes. Yo iba a cubrir y Andrea iba cazando cocteles.
—No, yo tenía un blog; una revista virtual llamada Ipso Facto —dice Andrea.
—Nos presentaron, pero ya ves que uno es distraído.
—Hasta Twitter.
—Sí, un día cambio de avatar y dije “oh, cómo no la había visto antes”. Entonces muchos likes y el típico mensaje directo.
—Hace 3 o 4 años.
—¿Entonces llevan más de tres años?
—Tuvimos un paréntesis pero retomamos con más fuerza.
—En nuestra primera cita le pegaron en la calle y quedó inconsciente. Fue ahí cuando supe que sería una relación.
—¿Por qué te pegaron?
—Estábamos caminando sobre moneda…
—Cruzamos la calle y una moto casi nos atropella, él se enojó y les gritó muchas palabras rimbombantes. Entonces vimos que la moto se paró…
—Pero iban tres en la moto.
—Se bajaron dos de esos tres, solo uno nos confrontó y el otro desapareció.
—Yo dije “ya va a haber putazos; probemos el diálogo a ver si funciona”. Entonces llegué a hablar y…
—El que había desaparecido en la calle.
—Llegó el otro güey, me pegó en el oído, me nubló la vista y me caí.
—Quedó tirado por 20 segundos. Los chacas corrieron, se subieron a la moto y se dieron a la fuga. Una señora le habló a un policía.
—Estuvo bonito porque ya después agarré el pedo y, aunque todo me dolía, la llevé al metro Zócalo. En ese momento me regaló un Godzilla, y pues dije “sí me quiere”. Luego me fui a una cantina pa’ quitarme el susto.
—¿Y ya no te han vuelto a pegar?
—No, pero ahí te das cuenta que sí aguantas los madrazos.
CUANDO MORIMOS, LOS RECUERDOS DE NUESTRA MÚSICA FAVORITA ES LO ULTIMO QUE PERDEMOS
SOY POBRE, LATINO, DEL BARRIO… SOY MEXICANO
Inductivo y dispuesto a experimentar. Ambas cualidades vio Israel en Joe Volume, para hacerlo productor del siguiente disco de Belafonte: “Yo creo que ese güey nos va a sacar un sonido muy cabrón. Belafonte es una banda poco ortodoxa y para eso necesitamos un productor poco ortodoxo.
Además, coincidimos en muchas cosas musicales; a mí me gusta mucho hablar con él porque conoce la historia del rock, la música negra, aunque no coincido en todo porque para mí la música negra llega hasta el reguetón”.
Actualmente la banda ya trabaja en el estudio de Joe (Factory Of Awesome), pero Ramírez advierte que antes planean sacar un EP que grabaron en Estudios Noviembre:
“Ahí grabó Juan Gabriel y Lola Beltrán… lo hicimos en mota y mezcal, cada quien tenía su botella de mezcal. Lo creamos en un día. Es un disco un poco social porque viene “Convocatoria para el Destroy” y “Ponte al Tiro”, canciones muy urbanas. Un EP muy chilango”.
El siguiente de larga duración de Belafonte Sensacional promete explorar y experimentar a partir de una raíz blues, además de manifestar un orgullo de clase en respuesta a la discriminación actual que existe hacia los mexicanos del otro lado de la frontera norte (e incluso entre nosotros):
“Es buen momento de decir soy negro, prieto, moreno, es una especie de resistencia política musical. De ser mexicano, defender lo tuyo. Decir “soy pobre, latino, del barrio, soy mexicano” para hacer una resistencia a las políticas de Donald Trump. El arte, si se convierte en un movimiento social, es una oportunidad”.