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CONOCE LA HISTORIA DE NOQOILPI: EL DIOS NAVAJO DE LAS APUESTAS Y EL JUEGO

Los Navajos

Debido a que los juegos de apuestas y azar están entre la humanidad desde hace muchos años, no es de extrañar que existieran deidades asociadas al juego como Noqoilpi. Actualmente, gracias a la internet podemos jugar desde nuestra casa con las slots con dinero real, así que hoy te contaremos la historia sobre un dios navajo y su relación a estos pasatiempos tan atractivos para muchos. 

“El gran jugador”

Los navajos son un grupo étnico nativo americano, que vivieron -y aún viven- en el estado de Nuevo México. Ellos cuentan la historia de Noqoilpi, un interesante dios timador (como Loki o Seth), pero asociado directamente a las apuestas, especialmente de los juegos de azar. No se sabe mucho de su apariencia, pero cuenta la leyenda que tenía un poderoso talismán de color turquesa, probablemente un artefacto que lo ayudaría a ganar si el dios jugase a las slots hoy en día. 

Cuando llegó ante los indios pueblo, los retó a una serie de juegos y competiciones, donde siempre salió victorioso. Ganó las posesiones de los hombres, luego a sus mujeres,  niños, y finalmente a ellos mismos. Entonces les informó de que si construían una gran vivienda para él, les devolvería parte de sus bienes como compensación. Así los indios pueblo se propusieron crear una pista de carreras y prepararse para diversas formas de juego y habilidades. En esta época no existían las slots o tragaperras, pero el juego era igual de emocionante e inquietante.

Luego doce hombres del pueblo vecino de Kinçolíj, llegaron para competir con el legendario jugador. Terminaron apostándose a sí mismos y perdieron ante Noqoilpi. Una cuarta vez, otros doce hombres de Kinçolíj, parientes del grupo anterior, querían intentar reclamar a sus familiares, pero sólo consiguieron convertirse en esclavos del dios.

Nuevamente, otros doce individuos prominentes apostaron su libertad y la perdieron. Hasta ese momento, las ganancias de Noqoilpi habían sido rastreadas por los Navajos. El tercer grupo de víctimas, además de sus propios objetos de valor, trajo cuentas, conchas, turquesas y otras riquezas. El enorme Kintyèl (estructura donde vivía y dominaba a todos) no tardó en completarse con el esfuerzo de todos estos esclavos.

¿Cómo vencerlo?

Los navajos fueron testigos de todo lo que estaba pasando con este dios y las tribus aledañas, pero habían decidido mantenerse al margen. Pero todo cambió con la aparición de otra deidad, el benevolente dios Qastcèyalçi, quien le dio a entender a un joven navajo que debían intervenir, así que lo invitó a una ceremonia con otras divinidades para discutir el delicado asunto. 

Asistieron Qastcèyalçi, el viento (Níltci), Tcalyèl, la oscuridad (Tcàapani), Klictsò, la Gran Serpiente (Tsilkàli), Nasísi, el Topo, el joven y muchas otras criaturas. Una variedad de mascotas pertenecientes a Noqoilpi también estaban presentes, quienes querían ayudar a derrocar a su amo y así obtener su libertad, y parte de la ganancia. Los indios americanos no tenían tragaperras en aquella época, pero definitivamente deben haber sentido la emoción que experimentamos antes de una partida de slots en línea. 

Fue así como se planificó todo, pues cada una de estas divinidades (que representaban aspectos intrínsecos de la vida y el mundo) prometió a ayudar al joven a ganar en una de las apuestas, pues él había sido el escogido para vencer a Noqoilpi. 

El joven apostador se presentó en la casa de Noqoilpi vestido similar a él, y sin decir nada, el dios de las apuestas comenzó a ofrecer todo lo que tenía, incluyendo su propio cuerpo. Finalmente, el chico acepta y le dice que lo primero que apostarán serán a sus esposas; cada uno tenía dos. 

Aquí fue ayudado por una de las deidades, haciendo que el temido dios perdiera a sus mujeres, luego apostó sus propiedades, después a sus animales y finalmente a sus esclavos; perdiéndolo todo. 

La serpiente había ayudado en un juego similar a la ruleta, mientras que el viento colaboró en una de las apuestas que tenían que jugarse con los árboles. El hecho es que al final, el joven le dice que para la última apuesta, el dios se convertiría en su esclavo si había de perder. 

Sorprendentemente, y con la ayuda de todos estos dioses, Noqoilpi perdió el juego. Aquí el joven apostador le dice que ya no es un dios y que ahora será su esclavo. Entonces le ordenó ponerse de pie en un arco y fue lanzado como si fuera una flecha hasta los cielos, hasta que desapareció entre las nubes. 

La reinvención

Al llegar a los cielos, Noqoilpi se encontró con el dios de la una, y como él también era enemigo del sol, la deidad lunar le dijo que su pobreza se acabaría ya; aquí le otorgó al antiguo dios de las apuestas un montón de razas de animales y creó nuevos humanos para él. 

Entonces Noqoilpi descendió nuevamente a la tierra, pero a un territorio más al sur. Es así, según la leyenda, que Noqoilpi se convirtió en el dios de los mexicanos y se piensa que todavía vive y reina allí. 

Noqoilpi no es precisamente un buen ejemplo, pero su leyenda es de las más interesantes en cuanto a mitología y juego, mientras nos recuerda a la emoción y expectativa que tenemos durante unas partidas de poker o al jugar a las slots con dinero real. 

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