No existen muchos arquitectos, estudiantes de arquitectura o maestro mayor que no conozca a una de las herramientas más significativas de esta rama de la industria. Se habla claro de AutoCAD, sin dudas la estrella en la que la mayoría de los planos del mundo fueron dibujados y que seguramente estará en boca de millones de personas durante muchas décadas por venir, aunque algunos están comenzando a escuchar de BricsCAD.
Conocidos por sus siglas CAD, o Diseño Asistido por Computadora en inglés, estas piezas de software comparten muchas cosas, aunque no podrían ser más distintos en otras. Para empezar, BricsCAD no utiliza su propio tipo de archivo, sino que recurre a los DWG de AutoCAD para abrir, guardar e incluso compartir un plano. Por otra parte, la compatibilidad con aplicaciones de terceros parece ser otro punto en el que el clásico editor tiene la ventaja, ya que la mayoría de desarrolladores de aplicaciones de terceros, se basan en la plataforma de AutoCAD.
Claro que la verdadera batalla la dan los arquitectos y entusiastas a la hora de tratar de trabajar con los múltiples “bugs” o errores que presenta muchas veces la plataforma, en particular si se quiere trabajar con diseños en dos dimensiones, donde claramente es más fuerte AutoCAD. Pero estos altibajos son compensados por el fuerte de BricsCAD que recae en el diseño de otro tipo de productos metálicos, industriales y computadoras CNC o de Computadoras de Control Numérico.
Este tipo de usos es donde recae la principal diferencia entre estos CAD, en particular marcando la diferencia entre la creación de planos de arquitectura de todo tipo, sea casas domésticas, hasta el diseño de edificios de decenas de pisos y enormes cargas estructurales, que en la mayoría de los casos quedan en manos de AutoCAD. Mientras que todo aquello relacionado a la industria, creación de elementos de aviación y otros materiales complejos, suelen quedar en la órbita de BricsCAD y su mejor poder para procesar las complejas interacciones de materiales.
El impulso de AutoCAD
En los últimos años, sin embargo, AutoCAD cobró mayor relevancia en el uso para la creación de chips y complejos electrónicos como tarjetas y otros circuitos que requieren de una adecuada planificación y diseño para su funcionamiento. Sobre todo ante la capacidad que tiene esta aplicación para adaptarse a millones de líneas al mismo tiempo, permitiendo a los procesadores más avanzados mostrar su verdadero rendimiento.
Este impulso está generando nuevas fuentes de trabajo, incluso para diseñadores bidimensionales, o tridimensionales que puedan allanar el camino de otros artistas que generen los “renders” o visualizaciones tridimensionales de los productos que se pretenden producir. Sobre todo en esta era, en la que es mucho más sencillo tomar un curso de AutoCAD y poder quizás realizar ese cambio de carrera que tanto se busca, o bien potenciar el presente profesional.
Se estima que en los próximos años se crearán cientos de miles de puestos a nivel mundial ante el avance de las nuevas tecnologías y la necesidad de su diseño previo, que en muchos casos requerirá sin dudas de expertos en AutoCAD.