Vivian Maier fue una niñera que gustaba de vivir en el anonimato. La gente la describe como una mujer hermética que, con una cámara Rolleiflex fotografiaba las calles de Chicago y Nueva York en sus tiempos libres. Aunque, en el proceso de revelado de sus rollos, se pudo observar que lo hacía incluso acompañada de los menores que cuidaba.
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Vivian nació en Nueva York el año 1926 bajo el cobijo de María Jasussaud y Charles Maier, sus padres de ascendencia francesa y austriaca, respectivamente. Su infancia transcurrió en Francia con vacaciones a Estados Unidos, hasta que su padre abandonó el nicho familiar. Junto a su madre, se mudó con Jeanne Bertrand, una fotógrafa consolidada. Se cree que quizá ahí obtuvo la influencia para su trabajo.
A los 23 años con una Kodak Brownie fotografió los Alpes Franceses, y construyó historias en imágenes a partir de personas y paisajes. Para 1951 regresó sola a Estados Unidos a laborar en una fábrica hasta 1956. Después conoció a una familia con la que se mudó a Chicago y fue niñera de los niños hasta 1972, año en que conoció a otro matrimonio que requería sus servicios.
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Maier pasaba la mayor parte del tiempo con la cámara colgada al cuello. Existen varios autorretratos donde es posible apreciar a los menores que cuidaba. Dado que sus ingresos no eran altos, se limitaba a comprar rollos que acumulaba junto a pilas de periódicos, puesto que el revelado era muy caro.
Las calles de Chicago y Nueva York atestiguaron los largos paseos de la fotógrafa. Recorridos en los cuales su ojo era capaz de capturar imágenes cotidianas que hablaban por sí solas de clasismo, desigualdad y racialidad en una época donde poco o nada se mencionaba al respecto. Su obra se destaca por los autorretratos, las fotos de escaparates o las escenas donde niños, mujeres e indigentes eran los protagonistas.
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El anonimato de su figura en la historia de la fotografía
El nombre de Vivian Maier no era relevante en la fotografía hasta 2007. En una casa de subastas de Chicago, John Maloof adquirió por 380 dólares el acervo de negativos sin revelar. Tras la revisión real de lo adquirido, Maloof decidió subir parte del material a Flickr donde sus seguidores lo incitaron a hacer un rescate de la obra de Vivian.
Después de ello Maloof, quien también es director, realizó un documental en donde a título personal habla de la forma extraña y poco glamourosa de encontrar un acervo de arte tan grande como lo son las piezas de Maier. Puedes mirar el documental de manera gratuita aquí.
La vida de Vivian Maier permaneció en las penumbras hasta que su descubridor y curador de obras la trajo a la luz pública en un homenaje post mortem. Mismo que resulta aún más importante al saber que Vivian murió a escasos milímetros de la indigencia en un hospital psiquiátrico. La actualidad le ha traído a Vivian el reconocimiento que en vida no obtuvo por tan grande obra compilada a través de los años viviendo en el anonimato.
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