El glamping o camping de lujo, es un creciente fenómeno global de gentrificación disfrazada de glamour. Se trata de la experiencia de acampar al aire libre con todas las amenidades de hoteles exclusivos.
Glamping es una fusión de las palabras glamour y camping. Se difunde como la oportunidad de disfrutar de la naturaleza y la sensación de libertad que proporciona acampar, sin renunciar a las comodidades de los alojamientos más sofisticados.
De ahí que el glamping sea una variante del turismo de naturaleza que ofrece el contacto directo con el medio ambiente, sin dejar de lado el confort. Por ello, los alojamientos se encuentran siempre al aire libre, frecuentemente en parques nacionales, zonas rodeadas de montañas, campo abierto, bosques, selvas, desiertos o extensos jardines.
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La experiencia del viaje glamoroso
El término glamping fue acuñado a finales del siglo XIX por los exploradores británicos Gordon Laing, Verney Lovett Cameron y David Livingstone. Las exploraciones con holgura abrieron las puertas del turismo al continente africano.
Sin embargo, los orígenes del glamping se remontan a siglos atrás, cuando surgió la necesidad de viajar para visitar regiones dominadas por gobernantes que disfrutaban de transportarse cómodamente, como si no se hubiera salido del palacio.
La tienda del rey o sultán, era transportada en la espalda de animales considerados de carga hacia algún destino. Las tiendas-palacio chinas, turcas y provenientes de la India, eran de tal tamaño y de un lujo descomunal que podía contener y extravagancias, excentricidades y perversiones.
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La perdurable idea de la necesidad de confort
Cada experiencia de glamping cuenta obligatoriamente con una cama, un baño privado, servicios exclusivos y una «zona de relax» para apreciar la naturaleza del alrededor.
Si bien el glamping como forma de desplazamiento: de quien se espera disfrute la expedición, y de quien es desplazado para el goce del primero, no es nueva; desde su resurgimiento se encaminó a convertirse en una afrenta contra lo nativo.
Las preocupaciones sobre la gentrificación que ha traído consigo, se han incrementado notoriamente en México. El glamping provoca cambios radicales en el tejido social y la habitabilidad: aumenta el costo de las viviendas y causa cambios perdurables en la forma de vida de las personas a su alrededor.
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Glamping en los residuos verdes de la CDMX
En la ciudad existen lugares y servicios de glamping. Los espacios pensados para esta práctica se erigen como el nostálgico recuerdo de lo público de las áreas verdes.
A pesar de que la práctica del camping glamoroso inició en México en estados como Baja California Norte y Sur, lugares considerados paraísos tropicales, como Tulum; rápidamente se extendió a Veracruz, Hidalgo, Morelos, Monterrey y Querétaro.
En la capital, la oferta principal la brindan Alpino Glamping y Cantimplora en el resistente Ajusco; Once Upon a Time, en el corazón de la Roma, manoseada al extremo por la expansión de negocios como Airbnb; Domo Virtuals, en la blanqueda al extremo Condesa; y Cosmo Glamping, en la cada vez más «sofisticada» alcaldía de Coyoacán.
Las amenidades van desde techos transparentes para poder apreciar el cielo nocturno, senderismo y ciclismo de montaña, hasta proyección de películas. Los costos del glamour, oscilan entre los 300 pesos por persona, hasta poco más de 4 mil pesos por noche, contemplando la experiencia para una pareja.
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Lugares y colonias populares bajo el toque de glamour
La experiencia del glamping adquiere día con día mayor popularidad. Las inquietudes sobre la gentrificación que esconde detrás de la purpurina, han brindado aparente color a lo grisáceo de una CDMX dispuesta a venderse al mejor postor.
El glamping gentrifica, y propicia la llegada de individuos con mayor poder adquisitivo a barrios que anteriormente estaban devaluados. Las personas introducen nuevos patrones de consumo, alteran el tejido social, y modifican drásticamente la economía local.
El derecho a una vivienda digna y adecuada es un tema de discusión que va más allá de perspectivas individualistas. Proteger los orígenes, las raíces y el entramado social, salvaguardar la integridad de las personas y su prerrogativa significa garantizarles muchas más cosas, además de un techo.
El glamping, la gentrificación y la vivienda son aspectos sociales que se contraponen, que comprometen a sectores sociales diversos, y a menudo antagonistas en muchas prácticas e incluso en ideologías de vida. El vivir digno de indígenas o barrios vulnerables, se ve fuertemente acechado por la intervención del confort, el lujo, y el capital.