Willie Colón: caribeño de segunda generación
MÚSICA

Willie Colón: caribeño de segunda generación

Willie Colón nació en Estados Unidos, en 1950, de origen puertorriqueño, es uno de los artistas latinos que más han influenciado en la música. Su trombón y su “guapura” es la firma de la casa. Creció en el barrio hispano del Bronx, en un momento de convulsión social: los negros exigían sus derechos civiles, mientras que los latinos no alcanzaban la cohesión para lograr lo mismo. Willie Colón, pese a ser caribeño de segunda generación, fue influido por su abuela, lo que lo llevó a ahondar en sus raíces.

Parte de esta admiración por la música de la isla, se vio expresada en seguir el mismo camino de Efraín Rivera Castillo, un inmigrante puertorriqueño que cambió su nombre a Mon Rivera, el Rey del Trabalenguas.

Rivera inició con la fusión de géneros, su música rompió con la pachanga y el boogaloo, para rematar con ritmos como el merengue dominicano y dar paso a lo que después se llamaría salsa.

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willie colon

Colón estudió formalmente trompeta y clarinete, para acabar abrazando el trombón, instrumento de Rivera. Es en 1966, a los 16 años, que graba su primer disco con el significativo título de El Malo bajo el sello de Fania Records. Sin embargo, el disco saldría hasta el año siguiente, iniciando así una de las carreras musicales más importantes del orbe.

El apodo de El Malo lo adoptó por dos razones: su increíble habilidad para la música, se lo decían de manera irónica, pero también por su dura vida familiar. El músico nació en la calle 139 del Bronx, hijo de un padre que cayó en la cárcel cuando él era muy pequeño y de una madre adolescente que rehuyó a la responsabilidad.

Moreno, bajo, sufría la discriminación racial de los blancos y la de la calle por ser pequeño, así que tuvo que volverse un “diablo” y un “guapo” para sobrevivir en las calles.

“Era un Nueva York de esperanzas, de retos, de oportunidades, pero también de racismo, peligros y humillaciones. El latino no se asimiló como los italianos, los irlandeses, los griegos, etcétera.

La música la traíamos en el corazón y era una verdad tan poderosa que se convirtió para muchos de nosotros en un consuelo ante la adversidades. Una fuerza que nos unía, nuestra nueva identidad como latinos en un mundo nuevo”.

EL MALO

Para su disco, pese a que ya tenía una banda integrada por seis músicos, Colón sabía que necesitaba una voz, así que le llamó a Héctor Lavoe, quién se negó en una primera instancia, pero aceptó. Así que con esta incursión, Lavoe interpretó “Borinquen”, “El malo”, “Chonqui” y “Quimbombo”.

El disco es una declaración de principios de lo que sería con el tiempo la vida del trombonista. Primero, el juego musical con sus raíces caribeñas, que lo llevarían con el tiempo a preocupaciones sociales y políticas. La segunda sería el dar siempre una imagen cercana al cine policiaco.

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willie colon, el malo

La pareja Colón/Lavoe firmó una docena de discos que definieron un estilo particular, muy urbano, muy de barrio. Ahí están Cosa nuestra (1970), Asalto Navideño (1970), El Juicio (1972) y The Good, The Bad, The Ugly (1975).

En estos álbumes las letras hablan de los problemas de la calle, donde la violencia y el desamparo ante la ley hicieron que los inmigrantes fueran los principales protagonistas de las historias contadas en las canciones.

EL VIGILANTE

Pese al gran éxito del dúo, Willie decidió separarse para incursionar en proyectos propios, entre ellos el cine.

La Fania apostó gran parte de su dinero en producir el soundtrack de una película en la que el trombonista aparecería como un pandillero llamado Rico, que sería el detonante para que un expolicía frustrado tomara la justicia en sus manos y creara un grupo de justicieros que matarían a diestra y siniestra pandilleros.

El director era William Lustig, conocido por el éxito de la serie Maniac. Sin embargo, la película fue un fracaso.

Por presión de la disquera Colón y Lavoe se juntaron en el disco de la fallida película. Para ese momento Héctor ya tenía severos problemas con las adicciones, así que el ver de nuevo a su amigo lo ayudó, aunque fue por poco tiempo.

Pese al fracaso de la película, el disco fue un éxito total. Un par de canciones: “Juanito Alimaña” y “Triste y vacía”, se volverían parte indispensable de sus carreras.

“Estoy harto de todos esos payasos aprovechándose de su cuerpo de trabajo haciéndole ‘tributos’ y ‘homenajes’. Se creen que cotorreando sus soneos palabra por palabra es que están cantando.

Es oportunismo descarado. Solo hay un Héctor Lavoe y que vengan los Marc Anthony, Van Lester y todos los otros payasos sacando billete a costilla de Héctor es triste. Más triste es que hay un público ignorante que lo acepte”, Willie Colon sobre Héctor, su amigo.

LA LLEGADA DE SIEMBRA

Sería en 1977 cuando Colón haría mancuerna con el panameño Rubén Blades, produciendo ambos Metiendo Mano, con el que se inauguraría la salsa social. Canciones rítmicas con letras abiertamente políticas.

En la icónica “Pablo pueblo” dice: Del callejón y la pena/ Pablo pueblo/ Tu alimento es la esperanza/ Su paso no lleva prisa/ Su sombra nunca lo alcanza/ Llega al patio/ Pensativo y cabizbajo/ Con su silencio de pobre/ Con los gritos por abajo.

La portada, en la que Colón le levanta la mano a Blades en el papel de boxeador y mánager, prefiguraría la segunda incursión en el cine de Willie y la primera de Blades: The Last Fight, hecha en 1982.

Drama urbano en el que un cantante, Blades, incursiona en el boxeo y se mete en problemas cuando acepta como gerente a un turbio personaje interpretado por Colón.

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willie colon y ruben blades metiendo mano

Pero la máxima altura del dueto sería alcanzada con Siembra (1978). El disco tiene clásicos como “Plástico” oPedro Navaja». A “Pedro Navaja”, dice Rubén, le auguraban un rotundo fracaso por ser una canción oscura, deprimente y larga.

Lo absurdo es que incluso se filmó una película no autorizada con ella, con Andrés García como protagonista y Adalberto Martínez “Resortes” como comparsa. El disco, a la larga, ha sido el más vendido en el género de la salsa.

Después, ante la inminente separación del dueto, Willie se justificaría utilizando la palabras de otra de las máximas estrellas de la salsa:  “Como dijo Celia Cruz, dos bueyes no pueden estar en el mismo establo. Rubén estudio, fue a la universidad, yo crecí en la calle. En algún momento nos íbamos a separar”.

 WILLIE COLÓN EN MÉXICO

En 1998, a petición de los productores Epigmenio Ibarra y Carlos Payán, Willie haría la música de la telenovela de corte policiaco Demasiado corazón, secuela de la exitosa Nada personal. Además, interpretaría al agente de la DEA Feliciano Pintor. Colón, debido a este trabajo, residiría una temporada en la Ciudad de México dando una serie de conciertos memorables.

En 1999 se inauguró el Salón 21 con un concierto que ofreció El Malo para cerrar éxito del disco que produjo en México bajo el mismo nombre de la telenovela. Pero sería dos años después, en el 2000, que llenaría la plancha del Zócalo con más de 100 mil personas.

LA POLÍTICA

Willie Colón es un tipo que siempre ha combinado su labor como músico con su activismo político y social. Es, además de músico popular, maestro en música, doctor en letras y sargento honorario del Sheriff para el Departamento de Seguridad Pública del Condado de Westchester.

Willie ha sido parte de muchas labores sociales dentro de la ONU y Amnistía internacional pero, a diferencia de otros músicos que lo hacen desde el escenario, ha tenido un importante ejercicio político, incluso incursionando como concejal y apoyando campañas políticas presidenciales.

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Actualmente mantiene una confrontación con el actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al que incluso ha llamado a renunciar, como lo hizo en un tweet, cuando el presidente lo invitó a su programa de salsa: «Acepto la invitación al show si Maduro renuncia como presidente y se queda como animador de televisión permanente».

Fue hace 50 años que su primer disco vio la luz y este año lo celebrará en nuestro país con tres conciertos repletos de invitados.

“La salsa vieja de Nueva York nació de un ambiente competitivo de grupos independientes. Hoy, la salsa es producto concebido en las estériles salas de conferencias de Sony, Universal y otros gigantes, muy lejos de la esquina del barrio.

Como son dueños de todos los grupos, no hay competencia, pues quieren que todos sus discos y artistas tengan éxito. La salsa vieja tenía un enfoque y propósito musical. El gran promedio de los líderes de antes eran músicos que tenían ideas musicales propias y se empeñaban por distinguir su sonido”, así se pronuncia sobre la salsa actual.


Por Iván Farías / @ivanfariasc


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Staff Yaconic