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CÓMO ENCONTRAR EL IKIGAI NOS PUEDE LLEVAR A UNA VIDA MÁS FELIZ Y LONGEVA

Felicidad

Según ha indicado la OMS, Japón es el país donde las personas viven más años. Si bien se asocia principalmente con la buena alimentación, no hay duda de que el estado anímico, o más bien el estado de bienestar, tiene gran parte de la responsabilidad. Sin embargo, Japón no se distingue por encontrarse entre los países más felices del mundo, más bien se sitúa por la mitad, pero lo que sí parecen tener claro es el sentido de su existencia, tanto a nivel individual como si piensan en el rol que deben ocupar en la sociedad, y por tanto su objetivo para mantenerse vivos. Y esta sería una definición muy resumida de lo que ellos denominan ikigai (生き甲斐).

El ikigai,tal y como lo entiende la cultura japonesa, no es la fórmula mágica para ser feliz, sino que ser feliz será la consecuencia de perseguir su ikigai. Tal y como se puede ver en el gráfico, este concepto tiene en cuenta muchas variables, y es el fruto de un autoconocimiento exhaustivo. Si nos llegamos a conocer, si llegamos a descubrir lo que amamos, pero también cuáles son nuestras habilidades clave o nuestros puntos fuertes, y lo desarrollamos, es muy probable que tengamos éxito en ello, lo que nos conducirá a un aumento de la autoestima.

Se trata de sentirte feliz con lo que haces, no sólo a nivel personal, sino profesional o dentro de la sociedad. Muchas veces elegimos un trabajo porque es el que más dinero puede reportarnos, pero no porque sea lo que mejor sabemos hacer o lo que más nos gusta hacer, lo que puede llevarnos a una sensación de frustración. Se podría decir que lograr el equilibrio entre lo que sabemos hacer, lo que nos gusta hacer y lo que demanda el mundo de nosotros sería el ikigai.

Por supuesto, aunque este concepto tan concreto viene de la cultura japonesa, lo mismo que los haikus como fuente de inspiración poética, en otras culturas también se trata de definir este “sentido de la vida” o esta “razón de ser”. Y es que, si bien la sociedad nos mete en la cabeza desde pequeños que el objetivo es ser productivos, si no somos capaces de ser felices, no llegaremos realmente a ser tampoco productivos, ni siquiera podremos ser personas completamente sanas, ya que las emociones afectan de manera directa a nuestros órganos vitales y por tanto a nuestra salud.

La expresión latina “mens sana in corpore sano”, tan vigente hoy día, nos recuerda que existe una relación muy estrecha entre un cuerpo sano gracias a una mente ordenada, y lo mismo, un bienestar mental asociado a la salud del cuerpo. Tan importante es uno como otro, y es por eso por lo que nuestro estado emocional debe ser óptimo. Sin duda, cuando nos sentimos cercanos a la felicidad, nuestro cuerpo lo nota, y podrá mantenerse saludable por más tiempo, logrando así la longevidad y una mayor esperanza de vida. 

La versión norteamericana podría ser la Pirámide de Maslow, si bien no llegaría a denominar el sentido de la vida como tal, sino qué es lo que mueve al ser humano a seguir vivo. No es exactamente lo mismo, porque habla más de necesidades que de motivaciones, pero se puede aproximar al concepto de ikigai. Contempla, no obstante, en una estructura piramidal en vez de circular o de flor (como la del ikigai), desde las necesidades más básicas como seres vivos (alimentación, respiración, descanso, sexo) hasta la realización como tal. Si contrastásemos las dos veríamos que, aunque teóricamente ambas persiguen lo mismo, el autoconocimiento para llegar a la autoestima y lograr la felicidad, sus principios son bastante diferentes, o al menos la manera de llegar al objetivo en sí.

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