Los inmuebles abandonados remiten a lo inolvidable…Melancolía y nostalgia. Al hablar del abandono, estas son algunas de las palabras que vienen a la mente. Emociones que acompañan con mayor frecuencia el evocar alguna época pasada.
El pasado emana un aroma peculiar. Uno que huele a ruina. Abandonar implica aceptar, y esto es parte del camino hacia un cambio, uno que casi siempre trae consigo algo bueno. Sin embargo, no lo percibimos así siempre, o por lo menos no en un inicio.
En el ámbito de la arquitectura, los inmuebles abandonados se llenan de un tinte poético al perder su esplendor. Que sigan de pie tiene que ver con la añoranza. Recordar viejos y buenos tiempos. Experiencias, personas, la vida misma.
Los inmuebles abandonados en la Ciudad de México son atractivos, fascinantes y misteriosos. La huella del tiempo en sus rincones, la maleza reapropiándose de su territorio y las historias que guardan en una película fina de polvo, permiten y favorecen que se hable en el presente de algunos de los inmuebles abandonados más famosos de la CDMX.
INMUEBLES ABANDONADOS EN CDMX
Cine Ópera
Ubicado en el número 9 de la calle Serapio Rendón, en la colonia San Rafael, este magnífico edificio inaugurado en 1949 es una pieza arquitectónica imponente. Caracterizado por sus elegantes balcones, exuberantes lámparas y sillas, marcos y puertas hechos para la posteridad, el Ópera rememora sólo de verlo, lo inolvidable de la época del cine de Oro mexicano.
Representa, incluso abandonado, la presencia del Art Decó parisino en calles de una pintoresca zona de la CDMX.
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Cine Orfeón
Este cine fue inaugurado en 1938, renovado y reinaugurado diez años después con Art Decó. El inmueble recibió una retocada que le dio un toque místico: se le añadió el predio trasero, lo que permitió construir un escenario más teatral, con su respectivo foso de la orquesta. Los asientos fueron reducidos, sin embargo, se logró crear un espacio inolvidable. Abandonado y perdurable.
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Condominio Insurgentes
Abierto al público en 1958 en el número 300 de la, en ese entonces, renombrada Avenida de Los Insurgentes. Este edificio albergó en sus buenos tiempos a abogados y médicos reconocidos, personalidades del cine nacional y familias posicionadas económicamente.
Su decadencia se debe a daños en la estructura tras el terremoto del 85 y varios incendios, aunados a la etiqueta de foco rojo por diversos delitos, entre ellos asesinatos, que provocaron su abandono parcial pero esto no opaca lo inolvidable de su época de esplendor.
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Iglesia Anglicana Santa Juliana de Norghist
Aunque fue bautizada en su origen como Christ Church, actualmente es conocida como Iglesia y Museo Anglicano. Este recinto, que reluce un dejo evidente de abandono, se erige aún en una avenida que padece del mismo mal. Fue la comunidad británica en México la que propició su construcción en lo que fue una acaudalada arteria vial y peatonal de la capital del siglo XIX. Pero, aunque el tiempo no perdona, permanece ahí, como postal en tono sepia, en el 123 y 134 de la calle Artículo 23 en el Centro de la CDMX.
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Hotel Posada del Sol
Diseñado y creado para ser el gran centro artístico y hotel del momento de una ciudad que albergaba a personajes del arte, intelectuales y acaudalados, el Hotel Posada del Sol invita a infiltrarse a recorrer sus jardines, los patios, admirar sus fuentes y ventanales. Colarse hasta sus terrazas, sus miradores y reparar en lo excéntrico de su casino, así como su sala de cine y de teatro.
Su estado de abandono y el hálito vívido que palpita en su interior, le ha valido la fama de edificio embrujado. Su imperecedera estructura sobresale atractiva con sus seis edificios, de seis pisos, con alrededor de 600 habitaciones ¿Será que la repetición del número seis como discurso arquitectónico le confiere eternidad? ¿O acaso el abandono trajo consigo otras presencias?
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Miguel Ángel Sosa Arzate
Miguel Sosa, fotógrafo y reportero.