¿Los pechos y las vaginas excitan solo de verlas? ¿Son todas una invitación a comer(las) cuando posan bellas y extrovertidas? ¿Cuándo, además, son retratadas con frutos rojos y flores salvajes? De pronto, en el mundo de Jaime Travezan, esa idea deja de ser descabellada, más cuando miro un pene que parece gomita de uva. Ese hasta quisiera comerlo.
Travezan no sabía lo que hacía cuando, en la Lima de los ochenta, dibujaba planos arquitectónicos. Trabajar como periodista y fotógrafo (aunque en principio no fuera ninguno de los dos) le sirvió para hallarse. Actualmente Travezan radica en Londres y dedica su tiempo a la fotografía artística; lejos de la foto de moda, el retrato y el fotoperiodismo.
Cámara en mano, en 2009 Jaime unió fuerzas con el director de arte David Tortora. De la colaboración surgieron las series Galatea (2014) y Flora (2015), dos proyectos que manipulan la imagen y al mismo tiempo al espectador. Mis ojos tardan en entender si las mujeres de Galatea y de Flora son reales, o retratos pintados a mano; si la fruta en las imágenes es verídica o una ilusión, si son plantas vivas o de plástico.
Galatea y Flora están cargadas de simbolismo sexual y llevan consigo un drama exagerado que me recuerda la portada de la cinta Belleza americana (1999): Angela (Mena Suvari) desnuda sobre un fondo de rosas rojas, que a su vez representa el sueño erótico de Lester Burnham (Kevin Spacey), un hombre de 42 años perturbado por la sensualidad de la amiga de su hija.
Me planto frente a piezas atractivas y sensuales que parecen ser solo sueños… que aunque se materializaran, su realidad no sobrepasaría los bordes de la imagen.
Galatea es en realidad un homenaje a las series Bedroom Painting y Great American Nude, que el pintor estadunidense Tom Wesselmann, uno de los referentes del pop-art, realizó en los sesenta y setenta.
A Travezan y Tortora les gusta definir su trabajo como “anti-mínimo, visualmente rico, realista pero categóricamente no real”. Jaime ha dicho que ha profundizado en la fotografía como una forma de arte en la que involucra collages arquitectónicos, desnudos y movimiento de luz.
En una entrevista con la revista Ilustra, Travezan ha dicho que su “cabeza es un torrente de ideas que debo materializar constantemente para no frustrarme. Si el resultado de estas composiciones llega a transmitir algo a los demás me alegra mucho. Significa que en algún punto he conectado con esa persona”. Para él, todo inspira: “Lo bueno, lo malo y lo feo”.
Galatea y Flora han recibido distinto premios: Flora el Fine Art Photo Awards (2016) y el Prix de la fotografía de París (2017). Este último lo obtuvo Galatea en 2014, además del PDN Photo Annual (2015).
Conoce más del trabajo de Jaime Travezan en su sitio oficial.
Aída Quintanar Vivanco
Bien chida!