El pintor mexicano Jesús de la Helguera se encuentra en nuestro imaginario colectivo desde siempre. Su ilustraciones y pinturas han permanecido incluso en varias casas mexicanas por décadas, pues algunas de sus obras fueron realizadas especialmente con un carácter de arte calendárico. Justamente en los calendarios que tradicionalmente se regalan en los comercios o que uno llegaba a adquirir en los puestos de periódicos, llevaban bien enmarcadas por los mese y días, grandes pinturas del artsta.
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Las características de sus obras es que era marcadamente nacionalista e idílica. Tanto, que en un inicio fue catalogada de ser excesivamente comercial, pero que posteriormente fue valorada de manera positiva por críticos y público general. ¿Ya recuerdas aquellas escenas colgadas en la cocina de tu abuelita? Como ya lo mencionábamos, se le identifica al pintor principalmente por los calendarios, mismos que se mantuvieron en circulación por todo el país por cincuenta años.
Y fue todo un arte porque el concepto que abordaba solía destacar sobre todo la historia pre y pos hispánica del país, siempre cargada de un gran esplendor y romanticismo. Sus influencias vienen del nacionalismo existente entre los artistas de la época, especialmente los muralistas, durante la década de los años cuarenta.
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Acercamiento a la pintura y estudios
Jesús Enrique Emilio de la Helguera Espinoza, fue su nombre completo. El pintor e ilustrador nació en Chihuahua y fue hijo de Álvaro de la Helguera García, un economista español emigrado a México, y de María Espinoza Escarzaga, su madre mexicana. Durante su infancia tuvieron que emigrar a Madrid porque había explotado la Revolución Mexicana.
En tierras españolas comenzó sus estudios artísticos en la Escuela de Artes y Oficios teniendo como profesor al muralista Hipólito Hidalgo de Caviedes. Y más tarde ingresó a la Academia de San Fernando bajo la tutela de importantes pintores como: Cecilio Plá, Moreno Carbonero, Marcelino Santamaria, Manuel Benedito y Julio Romero Torres.
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Obras y trayectoria
De la Helguera corrió con la misma suerte y la guerra civil española lo hizo regresar con su familia a México. Donde comenzó a trabajar como ilustrador. Su primer trabajo fue en la revista «Sucesos para todos». Recorrió el país para conocerlo más de cerca, se empapó de sus costumbres y tradiciones, conoció su geografía. Y de esta forma es como nació la que sería la primera versión de «La Leyenda de los Volcanes», uno de sus trabajos más reconocidos.
Y así continuó con su trabajo, hasta 1954 y hasta 1970 que se cambió para la editorial Galas de México, la editorial encargada de reproducir su obra de forma seriada para publicidad comercial por encargo de la Cigarrera La Moderna. Pero no todo fueron calendarios, también produjo obra propia como la versión del Leda y el cisne, una pieza donde el erotismo femenino es explícito, a diferencia de sus obras comerciales, donde el erotismo femenino se enseña de forma pasiva.
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Entre sus obras más importantes se encuentran: «La leyenda de los Volcanes I y II», «La Malinche», «La luna enamorada», «Cuauhtémoc», «La Patria», «El valiente», «La noche triste», «Las mañanitas», «El abrazo de Acatempan», «Juan Escutia», «El rebozo», «La muerte del torero», «La fundación de México-Tenochtitlan», «El flechador del cielo», «Leda y el cisne», «La joven de los limones».