Ecatepec una tierra mágicamente pintoresca y gran fuente de trabajo para todos aquellos colegas encargados de cubrir la fuente policiaca. Según la toponimia, su nombre significa “cerro del viento”, aunque para la mayoría de los mexicanos más bien es sinónimo de crimen, violencia y, en especial, feminicidios.
No por nada es, según datos del Inegi publicados el año pasado, el municipio más inseguro del país.
El artista José Fabián Estrada, conocido en los bajos mundos virtuales y ecatepunkeños como Perro, armó un libro para colorear, publicado por Ediciones Hungría, que retrata escenas de la vida diaria de aquella tierra mexiquense que fue su hogar por más de 29 años.
“Ecatepec es una forma de vivir que te obliga a acostumbrarte a estar al tiro siempre”, dice sobre sus lares de origen, cuestión que, quienes hemos frecuentado aquel reino perdido, sabemos es ley.
La portada muestra una niña huyendo de un llano en llamas, carga consigo lo poco que puede transportar en un palito mientras una lágrima rueda por sus ya no tan inocentes ojos.
Esta escena es común en el municipio: siempre hay llanos que la gente quema que para que la tierra se renueve y vuelvan a sembrar; pero también es una alegoría de nuestro país: una tierra siempre ardiendo.
Platiqué con Perro sobre el libro, quién me dice que a pesar de que hace poco salió de Ecatepec para vivir en la CDMX, siente que le dio la espalda a su barrio.
¿Sobre qué es el libro?
Es un libro de personas y de situaciones de la vida diaria. Muchos que vean el libro van a decir “ah que cagado, eso ha de ser puro coto”, pero en realidad son cosas que pasan todos los días; a muchos le puede dar gracia el dibujo de un wey que trae una mochila del Verde que dice:
“Sí cumple”, pero a mí no me da nada de risa un tipo que tarda más de dos horas en transporte lleve una mochila de algo que le prometió una vida mejor pero que no hizo ni madres, que su salario siga de la verga y que además se lo puedan chingar unos culeros nomás para bajarle lo que trae; ni saber que ha personas de edad mayor que llevan haciendo la misma rutina por más de 30 años y ganar míseros 80 pesos al día.
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Cuando vas en el transporte y escuchas las cuentas que hacen los albañiles al día con los miserables 80 pesos que ganan al día, te das cuenta de que el país está de la verga: un café culero de cinco, ocho de un pan también culero, 10 pesos del metro y 26 pesos del camión; a la mayoría de ellos y de la gente en general se le va más de la mitad de su salario mínimo al día y en transporte.
Las notas que salieron dicen que tus dibujos son adorables
Todos dicen que mis dibujos son infantiles, pero yo no sé qué carajos entienden como infantil, para ellos eso es que se vea como redondo y bonito, pero estos dibujos lo que retratan es la realidad de este país y de Latinoamérica en conjunto.
Y en ninguna parte sale tu nombre
El libro no menciona mi nombre porque esta habla de historias y personajes, no de mí, yo solo soy el intermediario, y además es un libro de denuncia. Yo no me quiero hacer famoso de esto, más bien es algo que tenía que decir.
Cada uno de los dibujos tiene su historia
Así es y éstas son:
El primero es la vista de Cerro Gordo desde la vista de la Clínica 93 del IMSS; éste tiene un hueco del cual me contó mi papá que de ahí sacaban piedra de cantera para la construcción y que tiempo después la gente se encargó de llenarlo de basura.
Y cuando vienes de Ecatepec a Indios Verdes, la vista más alta que su puede tener es de todos los cerros repletos de casitas hasta arriba, cuando eso debería de estar pelón y hacer referencia a lo que significa Ecatepec: “montaña del viento”.
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La segunda es una escena de la central de abasto de Ecatepec; este lo hice con el afán de que la gente utilizara todos los colores cuando coloreara; el señor tiene un honguito en el mandil, y lo que no sabe la gente es que este es de una empresa que se llama Mugabi, que significa “me urge ganar billetes”, y el señor no te va a decir qué significa a menos de que seas su cliente recurrente.
El tercero muestra una locación del metro Olímpica gobernada por bicitaxistas; es chistoso que son los únicos que tienen cornetitas con las cuales llaman a la gente a subirse. Para que llegues de ahí a Polígonos, que es una sección atrás, éstas son la única forma para lograrlo porque los vehículos no pasan pues las calles están.
Tengo un amigo que vive ahí y me dice que nunca se ha subido a uno porque son una forma bastante fea de tratar a la gente, que no existe diferencia entre ellos y un burrito que carga fierro viejo.
Hay uno de perritos ecatepunks
Es sobre cómo sería una ciudad gobernada por perritos: está el hotel, la perra policía, los “choloscuincles” y el atropellado. Y más adelante también hay uno sobre cómo sería la ciudad de los gatos.
El quinto tiene un carro desvalijado…
Una vez cuando regresaba con unos compas de patinar, en contra esquina de una donde hay una tiendita donde venden drogas había un Malibú del año estacionado, y en menos de un minuto lo desvalijaron. Estaban ahí los policías, quienes están en contubernio con los que ordenaron el desvalije.
Tú puedes ver cómo le hacen eso a tu vecino, pero no le puedes decir porque te caen tus mismos vecinos lacras y los polis. Esa vez lo dejaron flotando en caguamas, ni siquiera en ladrillos.
Dos desplegados están llenos de bombas
Es el registro que hice de la avenida Texcoco hasta donde termina la avenida Central, son todos los grafiteros de allá. Varios de estos chicos llegaron a la primera presentación del libro en Bandini y estaban todos emocionados, decían: “wey, no mames, yo estoy aquí”, y entre ellos se tomaron fotos con el libro. Hay cosas que llevan 15 años pintadas, personas como el Yes tienen su nombre ahí desde hace mucho y no los borran.
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En los centrales hay un feminicidio
La cosa por lo que más se reconoce al municipio. Cuando tenía como 16 años me dieron de baja definitiva de la prepa por andar pintando ahí, entonces mi mamá me tenía encerrado. Un día llego un amigo, fuimos al parque y mientras estábamos jugando ahí vimos que unas personas estaban discutiendo: una mujer y un señor que le llevaba como 20 años. Mi compa fue a ver y me dijo que se estaban golpeando.
Fuimos por la delegada, llamó a la patrulla y cuando llegó ya se les había ido el wey; y cuando la chava se levanta, traía el pantalón desabrochado, tenía sangre, se le veía el pubis, la blusa desgarrada, mordidas y moretones, se le veía el pezón y este wey le había dejado caer un pedazo de loza en la cabeza. Cuando fuimos a declarar al MP descubrimos que ella venía de Sonora, que ese tipo le llevaba 20 años y que la había traído con engaños desde que estaba en la primaria.
Es curioso, hace un mes me levanté y me di cuenta de que ésta mujer había sido el primer cuerpo semidesnudo que había visto en mi vida, y que en qué circunstancias tan jodidas había sido.
¿Qué me dices de la del micro?
Es el interior de un camión que va de Jardines de Morelos a Indios Verdes. Muy pocos tienen la noción de lo que es trasladarte más de dos horas a tu destino, pues Ecatepec es solo una ciudad dormitorio a la que llegas hasta media noche para despertarte al otro día a las cinco para chingarle otra vez.
Aquí se ven los estudiantes que van con sus audífonos arriesgándose a que los roben por estar escuchan música, el señor que lleva sus herramientas envueltas en periódico para que no lastimen a la gente, la señora que se va arreglando y el chofer que lleva el dedo meñique parado y que cada que cambia de velocidad le roza la pierna a su nalguita que va sentada en el asiento exclusivo para “mamis”,
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La siguiente se llama “el secuestro”
Este es el barrio de San Agustín, que está saliendo del metro Plaza Aragón; tiene calles muy cerradas y las casas están casi una sobre otra, y cuando llega la policía a hacer operativos de narcomenudeo y quieren agarrar a alguien, en menos de 10 minutos ya desapareció porque se van corriendo entre azoteas y se mete a una casa de seguridad.
Dibujé el secuestro de una niña que llevaba seis meses levantada, la cual por su propio pie escapó en un descuido de sus captores cuando llegó la policía y salió todo el barrio a chingárselos. Además, puse la plaquita de “amigos de Ecatepec”, las cuales puso Eruviel, y es chistoso porque en donde están pegadas es donde hay más inseguridad.
Le sigue “el saqueo”
Éste pasó cuando ganó el PRI: yo vi cuando estaban saqueando el lugar, la gente se llevaba cosas innecesarias como chela y papitas, pero también había una abuelita llevándose una estufa, doñas con lavadoras, tipos con sistemas de sonido; y cuando llegó la patrulla, los policías les dieron chance de robar un poco más porque ellos también se iban a chingar cosas, y hay un video de un policía que se está robando una Italika.
Y cierras con el Río de los Remedios
Por este gané junto con mi novia el primer lugar del concurso Hidroarte 2014, el pendejo de Mancera me dio el reconocimiento y todo, pero el wey no sabía de qué se trataba, se sentó junto a mí me preguntó que qué pedo, que qué hacíamos ahí.
El dibujo refleja el río de los Remedios, que ya está tapado y lleva puras aguas negras, si llueve tantito cubre las vías de la línea B del metro. Le puse las personas que el gobierno de Eruviel se tragó, y hay una marca de 2255 nivel Max que siempre se rebasa. No sé qué signifique, pero creo que esa una muestra de que el país siempre está así: al borde del desborde de sangre y aguas negras.
¿Qué opinan los oriundos sobre el libro?
La gente de Ecatepec que lo ha visto me dice que sí es Ecatepec, reconocen las zonas que dibujé y en las cuales tiene que correr por cuatro cuadras para que no los asalten o maten cuando bajen del camión. Lo que se ve no es un cliché sobre lo que la gente cuenta de lo que es Ecatepec, eso de que vas, te asaltan y te mueres. No es así, a menos de que le juegues al verga o vayas turisteando.
Y por ello me gustaría terminar como comercial de tele: “Visita Ecatepec, no te va a pasar nada… igual y sí, pero por pendejo”.