Aunque el 14 de febrero ya pasó, el amor está en el aire. Por lo cual, recordar historias de romances que realmente valen la pena, es un ejercicio que a todos nos roba una sonrisa. Tal es el caso de la historia de «La guitarra de árboles». Un fantástico gesto de amor que prevalecerá por mucho tiempo (y además, la naturaleza agradece)
Pedro Martín Roberto Ureta, fue originario de Argentina. Se trataba de un hombre bohemio apasionado que dedicaba las noches a convivir con artistas y revolucionarios mientras viajaba por Europa. Años más tarde, con 28 años de edad, regresó a su país de origen y conoció a Graciela Yraizoz, una joven de 17 años que cautivó su corazón, se casó con ella y formaron una familia.
La idea formar «la guitarra de árboles» surgió cuando la pareja se encontraba en la provincia de Buenos Aires. Graciela había aprendido a dibujar para darle vida al proyecto que rondaba por su cabeza. Pedro encontró el dibujo y notó que las cuerdas del instrumento formaban un bulevar perfecto. Después, el matrimonio sufrió la muerte de Graciela y en su honor, Pedro decidió llevar a cabo el sueño que albergaba su esposa de tener un espacio hermoso para vivir en familia y pudiera verlo desde «el cielo».
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El proceso de formación de la guitarra de árboles
En un principio, Pedro consultó a paisajistas y especialistas en el tema, pero al no ver entendida su idea, decidió emprender el camino de manera autodidacta. Así fue como delineó los contornos de la guitarra de árboles con cipreses californianos de color verde oscuro, las cuerdas con eucaliptos medicinales de un característico tono azulado y el puente, al igual que la estrella que decora la boca de la guitarra, están conformadas por pinos cipreses de piña.
Esta magnífica obra de arte de un kilómetro de largo tiende a avivarse en días de lluvia, ya que los árboles se «lavan» intensificando los colores de los mismos. La guitarra de árbol fue descubierta a mediados de la década de 1990 cuando el la provincia cordobesa luchaba con las inundaciones del lugar, un grupo de periodistas sobrevolaban el área y descubrieron esta promesa de amor edificada con la misma naturaleza.
Según visitantes, caminar por la guitarra de árboles en su interior, hace que sea difícil ubicar en qué área se encuentra uno específicamente, debido al espesor e inmensidad de los árboles. Sin embargo, al mirarla por los aires es posible identificar perfectamente el instrumento que se originó de un sueño a realizar.