Las piezas de arte contemporáneo más absurdas
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Las piezas de arte contemporáneo más absurdas

El arte contemporáneo ha marcado los últimos años por la crítica al mismo. Desde la desestimación de su valor como obra, hasta la difusión de piezas que muchas personas han señalado incluso, de Hamparte. Es decir, arte que no es arte. Pero mientras la discusión permanece latente en cada exposición o presentación de esta corriente, la burla no espera ni perdona. Así es como llegamos a este recuento de las obras más absurdas del arte contemporáneo.

El término de arte contemporáneo, es adjudicado a las piezas producidas a finales de la década del sesenta. Se trata de una etiqueta que a los últimos años, ha resultado provocadora y hasta un objeto de burla respecto a su uso para definir obras. El paradigma respecto al arte, ha ido modificando conforme la funcionalidad de este también lo ha hecho y el arte se ha abierto a espacios más allá de la academia, trayendo consigo, una nueva discusión respecto a las obras más absurdas del arte contemporáneo.

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El Museo LAM de Países Bajos presentó la obra del artista francés Alexandre Lavet que consistía en latas pintadas a mano con acrílicos. Según palabras del artista, las latas representan recuerdos preciados compartidos con amigos cercanos y queridos. Lo cuestionable de la pieza, originó incluso un incidente. Un técnico de limpieza del museo notó dos latas de cerveza abiertas, vacías y una de ellas abollada, por lo que entendió que se trataba de basura olvidada y las tiro al bote de deechos.

Esta obra llegó al museo dentro de una colección que tiene como temática “la comida y el consumo”. Además, se encontraba instalada dentro de un ascensor, por lo que la equivocación del técnico se presenta más que lógica. Según el comunicado del museo, el técnico no fue sancionado, por el contrario, eso dio testimonio de la eficacia del arte de Alexandre Lavet.

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Self

En 1997, el mundo del arte vio una pieza de Marc Quinn. Una escultura de una cabeza humana sumamente realista quizá no resulte incómoda o disruptiva. Sin embargo, el artista se extrajo sangre para cubrir la escultura y para preservarla, se debía almacenar en un ambiente refrigerado. Self generó una fuerte crítica debido al impacto directo a la sensibilidad del público. Los defensores de la obra apuntaron a que la obra de

El proyecto incluía un ritmo de una cabeza sangrienta cada cinco años. El último, el Self 2006, ha pasado a formar parte de la colección de la National Portrait Gallery de Londres. De esta manera Quinn pretende reflejar, según sus propias palabras, su «preocupación por la mutabilidad del tiempo», al tiempo que trata sobre «la imposibilidad de la inmortalidad».

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El Arco de Triunfo empaquetado

Una obra póstuma del artista conceptual Christo Vladimir, instalada en 2021. Este artista es má conocido como el esposo de Jeanne Claude. Durante casi 60 años de carrera se dedicó a “envolver” en telas cientos de kilómetros de islas, monumentos y edificios más emblemáticos del mundo. El Arco del Triunfo fue su última obra y la que finalmente se concretó gracias a su sobrino. Muchos criticaron al artista señalando que era un desperdicio de materiales y que su obra en vez de embellecer el paisaje o los monumentos, los ocultaba. Sin embargo, para el artista quien huyó de su natal Bulgaria en búsqueda de mejores condiciones de vida, una obra de arte era un grito a la libertad.

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Vaso de agua medio lleno

En el stand de Nogueras Blanchard, una de las galerías españolas más potentes e internacionales, con sede en Madrid y Barcelona, lució una pieza conceptual que, sin duda, llamó la atención del público. Se trataba de un vaso de agua, medio lleno -o medio vacío, según se mire. Colocado sobre un trozo de madera. La pieza está colgada en el exterior del «stand». En la cartela luce el nombre del artista cubano, Wilfredo Prieto, su año de ejecución (2006) y sus materiales (agua, vaso y estante).

La obra de Prieto abarca también «Políticamente incorrecto«, un trozo de sandía cuadrado que se exhibió en la Bienal de Estambul y que al ser vendido, el comprador de la obra tuvo que adquirir la sandía y cortar el trozo que obtuvo valor al conseguir el certificado del artista. Otra de sus curiosas obras es «Escala de valores». Consistió en varios vasos de plástico con restos de ron, Coca-Cola, vino, cerveza y agua. Para finalizar, otro de sus trabajos más famosos es una pieza con grasa, un jabón y una cáscara de plátano.

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Sin Título (Superama), de Gabriel Kuri

Empleando materiales cotidianos, como recibos, periódicos, fundas de jabones o bolsas de plástico, el creador mexicano Gabriel Kuri intenta llamar la atención respecto a la actual cultura consumista y los mecanismos de circulación del dinero, de la información y de la energía tanto en el ámbito de la economía global como en el día a día. Según su obra, resignifica objetos de consumo, que incluso terminan en la basura, y los lleva a las salas expositivas para mostrar lo comercial y lo volátil del arte.

Estos tickets fueron realizados por artesanos de Guadalajara sobre manta para señalar aún más el consumo. Lo que le valió la crítica de que él no realizó la pieza y la mostró como parte de un conjunto de obras de su autoría.

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Staff Yaconic