A algunos les parecerá sorprendente, pero realmente existe el narcoturismo en México. Con el paso de los años, esta actividad continúa tomando fuerza a pesar del agravamiento de la violencia y las disputas entre cárteles. El narcotráfico, una problemática que ha azotado a México por décadas, lleva tanto tiempo enquistado en el país, que generó un fenómeno perturbador: el narcoturismo. Esta práctica, que consiste en visitar lugares asociados con capos de la droga, crece de manera alarmante manchando la imagen de destinos turísticos de renombre internacional.
Entre los lugares que conforman la ruta del narco, destaca La Capilla de Santo Malverde en Cualiacán, Sinaloa, considerado uno de los lugares más emblemáticos. Ya que como lo reconocen como el santo de los narcos. Cada año, Malverde atrae a fieles de todo el país y el extranjero que buscan pedir favores o agradecer milagros relacionados con actividades ilícitas.
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Otro de los sitios que registró una afluencia alta de visitantes es el Estado de Mazatlán, de donde es originario “El Chapo” Guzmán. Si bien, Sinaloa es el epicentro del narcoturismo, esta práctica se ha extendido a otras regiones del país. Destinos turísticos como Acapulco, Puerto Vallarta y Cancún en los últimos años reportaron un incremento en el número de visitantes interesados en conocer lugares vinculados con el crimen organizado.
Probablemente los habitantes de los estados inmersos en la ola de violencia por el narco han logrado obtener un poco de ingresos por las visitas de viajeros. Sin embargo, el narcoturismo representa una serie de riesgos tanto para los turistas como para las comunidades locales. Provocando incluso serias consecuencias, tales como el fomento de la violencia. Ya que al visitar lugares asociados con el narcotráfico, contribuyen a romantizar la violencia y a generar una demanda por experiencias más extremas.
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El narcoturismo daña la reputación de los destinos turísticos, asociándolos con actividades ilegales y peligrosas. Y finalmente no todo se traduce en ganancia. Pues los guías turísticos que ofrecen tours relacionados con el narcotráfico suelen explotar a las comunidades locales, ofreciéndoles bajos salarios y condiciones laborales precarias. Cabe señalar que además de explorar lugares asociados con el narco, otro de los atractivos que ofrece este tipo de turismo es la adquisición y consumo de drogas, pues estos sitios están asociados a su fabricación o distribución.
Por último, se ha descrito que el señuelo para este tipo de turismo es la difusión de la narcocultura. Pues series y películas muestran a los narcotraficantes como estereotipos de gran riqueza.