Ser mujer indígena en una sociedad machista, xenófoba y clasista no es una vivencia fácil. Menos, cuando las mujeres buscan tener un piso político en busca de mejores oportunidades para ellas y la sociedad. María de Jesús Patricio, mejor conocida como «Marichuy» es médica tradicional de origen nahua y una fuerte defensora de los derechos humanos
Tuxpan Jalisco, es el pueblo donde la infancia de Marichuy la marcó de por vida para entregarse a la causa social. Esta mujer indígena fue víctima de la negación de educación por un concepto de precariedad. Éstas carencias la obligaron a abandonar la secundaria y trabajar la tierra a lado de su padre.
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Los estudios de medicina tradicional los tomó a escondidas hasta convertirse en una especialista. Enfocó su energía en tomar cargos de representación como mujer indígena en distintos rubros. Pasó por el frente de la Casa de Salud en Tuxpan, puesto que la llevó a que su existencia tuviera un vuelco grande. Al ser 1994, era inminente el levantamiento del EZLN y esto trajo consigo la búsqueda de redes para salvaguardar los derechos de las comunidades indígenas.
La representación política de la mujer indígena
Marichuy, fue invitada a participar al Foro Nacional Indígena donde fue elegida como representante de su comunidad. Esto la llevó a participar de manera activa en distintos eventos relacionados con el EZLN. Incluso, llegó al Congreso de la Unión con un discurso sobre erradicación del machismo y reconstitución de las comunidades. Para 2017, fue elegida para ser parte del Congreso Nacional Indígena y ser la vocera representante indígena a candidatura independiente para las elecciones a nivel nacional.
Su trayectoria política lejos de los reflectores, cambió al figurar en los titulares como la primer mujer indígena en postularse a las elecciones federales. Buscó un lugar en las elecciones para impulsar un discurso político donde la segregación y el olvido ya no fueran características de las campañas comunes.
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Tras una campaña donde sufrió incluso atentados, catalogados como búsquedas de boicot a su candidatura, Marichuy no logró obtener el registro en la contienda electoral. Pese a que su inclinación política iba por las personas más desposeídas, el apoyo fue poco comparado con el recibido por el Jaime Rodríguez «El Bronco» o Margarita Zavala quienes sí obtuvieron el registro.
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Marichuy rechazó los recursos ofrecidos por el INE para el trayecto de la campaña y recorrió el territorio mexicano sin más apoyo que el de los simpatizantes que guardaban esperanza de una representación empática y total de las problemáticas. Al finalizar el proceso electoral que Marichuy recorrió, fue notable que el movimiento indígena tomó un curso distinto en el ojo público.
Marichuy actualmente sigue defendiendo derechos humanos. Pese a la representación mediática de las personas indígenas, Marichuy no ha quitado el dedo del renglón sobre los paliativos que los gobiernos brindan a las comunidades y el permanente panorama desolador ante el desinterés del poder.