El voto siempre fue un derecho negado para las mujeres en la historia de la humanidad. Sin embargo las luchadoras sociales nunca se rindieron hasta lograrlo en 1933 en el mundo y en 1955 se alcanzó el voto femenino en México. Fue un duro camino que generaciones y generaciones de mujeres tuvieron que padecer para qué finalmente sus voces fueran escuchadas.
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La primera vez que las mexicanas acudieron a las urnas
En las elecciones del 3 de julio de 1955, las mujeres mexicanas acudieron por primera vez a las urnas a emitir su voto, para elegir a los diputados federales de la XLIII Legislatura. El derecho al voto de la mujer en México comenzó el 12 de febrero de 1947, con la publicación en el Diario Oficial de la Federación del Decreto de adición al artículo 115 para permitirles la participación como votantes y como candidatas, quedando establecido que: “En las elecciones municipales participarán las mujeres, en igualdad de condición que los varones, con el derecho de votar y ser votadas”.
Fue exactamente el 3 de julio de 1955, cuando las mujeres en México votaron por primera vez en una elección federal. Gracias a la campaña realizada por Adolfo Ruiz Cortines.
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Y ya metiéndonos en ligas mayores tuvieron que pasar 24 años de que se reconociera el sufragio de la mujer, para que en 1979 México tuviera a la primera gobernadora estatal (de Colima), Griselda Álvarez. Imagínate, hoy nos puede soñar muy extraño si alguien nos censura el voto y es ya un delito, pero si hacemos memoria no tiene mucho que se le dio la libertad a la mujer. Por eso ésta lucha continúa con las generaciones venideras, por los derechos a participar en la toma de decisiones en nuestro país.
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¿Cómo fue que se logró?
Cómo se mencionó en un inicio, las mujeres empezaron a votar por primera vez en el mundo en el siglo XX. México comenzó a trabajar su camino tiempo después. Fue el 6 de abril de 1952 cuando más de 20 mil mujeres sumieron fuerzas y se manifestaron en el Parque 18 de marzo de la Ciudad de México; para hacer cumplir lo que el entonces candidato a la presidencia, Adolfo Ruiz Cortines prometía en su campaña. Y así fue, una vez el funcionario ganó las elecciones, ya no hubo vuelta atrás.
Esa es la historia corta, pero retrocediendo en la línea del tiempo, desde 1937 Lázaro Cárdenas envió una iniciativa a la Cámara de Senadores para apoyar el voto femenino, para 1946 el presidente Miguel Alemán aprobó una iniciativa para que el artículo 115 constitucional estableciera la participación de las mujeres en las elecciones municipales, en igualdad de condiciones que los hombres. Pues todavía no se podía votar en las elecciones federales. El día llegó finalmente hasta el 17 de octubre de 1953 que se publicó esta adición al artículo 34 constitucional. Cuando se promulgaron las reformas constitucionales para que las mexicanas gozaran de la ciudadanía plena y así ejercer su derecho al voto.
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«En México el hombre y la mujer adolecen paralelamente de la misma deficiencia de preparación, de educación y de cultura».
Lázaro Cárdenas
«La monja roja»
Una de las mujeres destacables en ésta incesante lucha por el voto de la mujer, fue Elvia Carrillo Puerto conocida como “Monja Roja”. Ella formó parte del grupo de mujeres mexicanas que no descansaron hasta obtener sus derechos políticos durante y después de la Revolución Mexicana. Lo que nos abre otro capítulo de la historia que funcionó cómo pilar para comenzar a buscar este sufragio.
Antes de la Revolución, hubo un boom de publicaciones femeninas en México, una de ellas fue: Las violetas del Anáhuac. En donde se publicó precisamente un artículo reclamando el derecho al voto para las mujeres, siendo el parteaguas de este movimiento y por lo que se formaron grupos que apoyaban la idea cómo lo fueron Las Hijas de Cuauhtémoc.
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Cinthia Flores
Fotógrafa y reportera.
