Dentro de la historia del arte del siglo pasado, existe un lugar especial para la famosa “Fuente” firmada con el nombre “R. Mutt” y presentada en la prestigiosa exhibición de la Sociedad de Artistas Independientes del Grand Central Palace en Nueva York en 1917 y es el Mingitorio del artista Marcel Duchamp.
Y es que esa obra en cuestión no era más que un orinal de porcelana que sería rechazado y no formaría parte de la citada exhibición; no obstante, pasaría a la gloria más adelante como la pieza fundadora del arte moderno y como parte del movimiento dadaísta que luego se expandiría a otras ramas artísticas como la literatura. La misma ideología, además, serviría de base para movimientos como el punk, que también renovarían la escena musical y social de décadas posteriores.
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La noticia es que, según reportan revistas especializadas como See All This, más adelante saldrían a la luz cartas firmadas por Marcel Duchamp en las que él mismo confirma que la autoría de “La Fuente” es de su compañera Elsa y no de él como se ha pensado siempre. Ahí también explica que ella decidió usar un seudónimo masculino para probar suerte en la célebre exhibición de arte newyorkina antes descrita.
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Resulta ser entonces que uno de los capítulos más revolucionarios del arte comenzó gracias al trabajo de una mujer, y recién ahora nos estamos enterando. Un hecho lamentable, aunque para nada sorprendente. Para rendir homenaje a su legado, compartimos a continuación otra de sus obras más destacadas, titulada “Dios”, realizada también en 1917.