¿Habrá alguna cosa que los japoneses no hayan intentado replicar o mejorar? En 1961 se inauguró en Nara, Japón, el parque temático Nara Dreamland, inspirado en Disneyland. El atractivo no tuvo el éxito esperado y cerró sus puertas en 2006, convirtiéndose en una zona tétrica invadida de naturaleza y el óxido. Escenario digno de una película de terror.
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El “Castillo de fantasía”, copia del hogar de La bella durmiente en el Disneyland, de California, fue durante 45 años el principal atractivo de Nara Dreamland. Hoy, la maleza ha invadido gran parte del lugar y existen zonas en las que el acceso es prácticamente imposible. Las taquillas y los restaurantes siguen en espera de la gente, y las montañas rusas y los objetos de fibra de vidrio parecen haberse dado por vencidos ante el paso del tiempo y la naturaleza.
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El parque se volvió popular entre los exploradores urbanos por el reto que implica adentrarse en él. Y es que desde hace nueve años los dueños colocaron vallas con alambres de púas alrededor para mantener a los curiosos alejados. Además, el sitio es resguardado por guardias de seguridad. Sin embargo, exploradores como Michael John Grist logran su cometido.
Michael, quien vive en Tokyo, se autodefine como novelista y explorador de ruinas. Es uno de los pocos que ha logrado visitar Nara Dreamland. En su sitio narra el recorrido nocturno que realizó en 2010 por el lugar, con ropa negra y cámara en mano.
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Como Michael John existen otros curiosos que han sido testigos, y han podido capturar la fragilidad ante el abandono y el inevitable paso del tiempo, que convierten en ruinas, oxido y decadencia lugares de ensueño que alguna vez fueron detonadores de risas y diversión.