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OTTO DIX: EL PINTOR “DEGENERADO” DEL HORROR

Otto Dix

La obra de Otto Dix ha sido despreciada por lo que algunos entendieron como atracción por lo brutal. Dix atravesó los horrores de la guerra y de su funesta estela; de la primera fue soldado en el ejército alemán, para pintar y sentir de cerca la muerte. Luego fue un artista degenerado para los nazis y un misterio del siglo XX.

«No he ido al campo de batalla para hacer propaganda, sino a elaborar un natural análisis de la realidad». 

Otto Dix

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Otto Dix

Ulrike Lorenz, curadora en México, lo ha definido así:

“expresionista, dadaísta o un maestro antiguo, pintor propagandista y ecléctico, fanático de las observaciones y visionario, moralista y cínico… fue esto y mucho más. Sin embargo, este artista excepcional alemán fue ante todo otra cosa: un realista, un contemporáneo y testigo de su época, un afectado y un observador. En su vida atravesó casi todas las estaciones del siglo de los extremos”.

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Schädel (Cráneo, 1924) © Otto Dix / Bildkunst / Somaap.

Otto Dix nació en 1891 en Gera, una ciudad en el centro de Alemania. Se enroló como voluntario en las filas del ejército alemán en 1914 y atravesó la Gran Guerra en diferentes cargos y misiones, hasta 1918. Sobre ello pintaría y dibujaría encarnadamente, y el escritor y académico español Antonio Muñoz Molina escribiría:

“Después de una hora entre los grabados y las pinturas de Otto Dix empiezo a sentir un desagrado semejante al que me provoca la prosa de Céline, que aspira a contar un grado de exasperación semejante. Demasiado resplandor de estilo para tan poca compasión”.

Otto fue influido por la llamada Nueva objetividad, movimiento que rechazaba al expresionismo y propugnaba por un arte crudo, provocativo y satírico. Pero acaso su peor drama personal no fue  su participación en la guerra, sino el ascenso del nacionalsocialismo.

“En el apogeo cultural de la República de Weimar —escribe Lorenz en un texto curatorial—, Dix avanzó hasta ser el representante más importante de un realismo crítico, con el que adoptó una postura crítica ante su época».

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Sturmtruppe geht unter Gas vor (Tropas de asalto adelantadas con máscaras de gas, 1924) © Otto Dix
Mahlzeit in der Sappe (La hora de comer en las trincheras) © Dacs

Una vez caída la República y con Hitler en el poder, Dix emigró con su familia al Lago Constanza después de que los nazis le persiguieran y quemaran buena parte de su obra —260 cuadros—, le prohibieran exponer en territorio germano y consideraran su arte como “degenerado”.

Dix había penetrado críticamente en las entrañas de la primera posguerra. Sus obras habían disparado contra la Alemania burguesa. En su tríptico “Grobstadt” (“Metrópolis”, 1928) se observan algunos personajes de la clase alta bailando gozosos al centro, mientras veteranos de guerra mutilados y desesperadas prostitutas callejeras ocupaban los dos laterales.

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Großstadt (Metropolis 1927-1928) © Ars, NY.
Ungleiches Liebespaar (Pareja desigual, 1925) © Otto Dix.

“Exploró la seducción y la decadencia, representó la lujuria en el burdel y la muerte en la recámara, investigó la miseria de la clase media y el discreto encanto de la burguesía. En todo, permaneció fiel a sus temas e intransigente en sus detalles”, dijo Lorenz al diario El Universal. Dix, había escrito la curadora, toca las preguntas fundamentales de la existencia humana y sus cuadros son a la vez espejo y comentario.

Tras la Segunda Guerra Mundial Dix continuaría pintando, exponiendo y recibiendo homenajes. En 1966, a los 75 años, recibió los premios Alfred-Lichtwark y Martin-Andersen-Nexö. Después recibiría el premio Hans-Thoma y el premio Rembrandt. El pintor fallecería el 26 de julio de 1969 en Singen, Alemania, víctima de ataque de apoplejía. Un “degenerado” comprometido con su tiempo.

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