Desde hace unos años el juego de mesa Poleana, o poliana, se ha puesto de moda en calles y plazas públicas de México, aunque es en la CDMX donde comúnmente encontrarás personas echando una partida de este particular juego. El boom entre la sociedad lo obtuvo a mediados de la pandemia por covid-19.
La leyenda de cómo nació es variada, algunos dicen que llegó de Estados Unidos y está basado en el libro y juego Pollyanna que Eleonor H. Porter realizó en 1913, otros comentan que realmente nació en las cárceles de México como Lecumberri o Santa Martha Acatitla. Incluso se rumora que está basado en el Patolli, un juego prehispánico.
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El misterio de su llegada a México es algo aún sin resolverse, sin embargo, la historia que en las prisiones se juega Poleana es totalmente cierta. Los reos normalmente lo usan como una distracción de la realidad, aunque también está la posibilidad de ganar algo acabando la partida, desde dinero hasta favores.
La versión que abunda en el país es la misma que surgió de la vida diaria en las cárceles, obtener la libertad sorteando a otros presos y, obviamente, a la policía (la cual es interpretada en ocasiones por los mismo jugadores que intentan salir de la prisión ficticia). ¿Complicado, cierto?
¿Qué es la Poleana?
Podrá parecer un tablero común y corriente con números del 1 al 14 que se repiten en cada esquina, las cuáles representan una celda o casa diferenciada entre sí por colores. La misión es sacar tus 5 fichas (reos) sin que estos sean cachados por los del otro jugador. La salida a la libertad se da una vez que das la vuelta completa al tablero.
El diseño del juego es lo único realmente fácil, por decirlo de alguna manera, porque a partir de aquí las reglas son lo realmente complicado. Para sacar una ficha de su celda, debes sacar el número 6 al tirar el par de dados. Si al avanzar caes en la casilla con el número 3 tu ficha se regresa al principio del juego, aquí lo divertido es que hay ocho casillas con ese dígito.
También si caes en la casilla donde esté otro jugador significa que te debes regresar al principio, o sea, a la celda. Imagina el coraje de estar a un espacio de salir y que debas comenzar de nuevo porque los dados no te favorecieron. Punto aparte, dependiendo del lugar las reglas pueden cambiar, tal cual sucede en la vida. Joya.
Juego basado en la cárcel
La Poleana es un reflejo de la realidad en una prisión mexicana, donde la vida es cruel y dura, aseguran los expertos en sociología. Pero para los presos es una forma de ganar ingresos y sobrellevar los gastos de estar recluido.
Aunque mencionan que también realizan partidas para escapar de la realidad, pues cada juego puede durar de 3 hasta 6 horas, dependiendo la habilidad de los jugadores además de las reglas. Incluso se comenta que los guardias practican esta actividad mental y ,al igual que a los presos, les ayuda para sobrellevar la dura y triste situación de estar encerrados.
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Euforía por la Poleana
Al principio el juego fue saliendo de las cárceles y llegando a los barrios, donde comúnmente retornaban los ex-presos y lo fueron popularizando entre sus conocidos. Los tableros salían de los talleres de la cárcel, al poco tiempo ya había artesanos elaborándolo por pedido de algún cliente que lo vio en la calle, y después a gran escala en supermercados.
El boom vino con la pandemia por coronavirus. La gran mayoría guardados en sus casas y para pasar el tiempo recurrieron al juego, para escapar del encierro y de la realidad que azota al mundo. Lo interesante es que ya no es simplemente un juego para personas encarceladas, si no para todo el mundo.
La Poleana se fue expandiendo y hoy en día se realizan torneos del juego desde Tepito hasta la colonia Roma. Incluso se tiene información que ha legado a ciudades de Estados Unidos y Canadá siendo al momento la aportación más grande de México que ha surgido tras las rejas.