La cibercultura es un concepto que alude a la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Resulta un neologismo que se asocia con la informática, las computadoras, y el papel que fungen en el desarrollo de lo social y de la vida misma.
El término ha pasado de un sector cerrado de conocedores de los programadores, a volcarse de lleno en la proyección pública. La cibercultura sostiene un fuerte vínculo entre el sector comercial de las nuevas tecnologías, con lo cotidiano del uso de computadoras y del lenguaje sobre las mismas.
Por cibercultura se entiende el conocimiento, aplicación y uso, con sus pros y contras, de la informática. Vista ésta última como una ingeniería que se enfoca en el estudio de lo físico y lo sistemático de una computadora.
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El amplio horizonte de la cibercultura
La palabra cibercultura engloba lo cibernético, visto como la ciencia de los sistemas de control y comunicación basados en retroalimentación, soportados o impulsados por la computación. Se centra particularmente en su relación con los seres vivos y con el desarrollo de la humanidad.
Contempla también su relación con la cultura, comprendida esta como el conjunto de ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un grupo social o una época determinada.
Puede considerarse entonces que la cibercultura es la adaptación de la sociedad global, a estándares de la informática aplicada a casi todo lo existente: la biología, la escritura, la industria, la electrónica, y ahora con mucho más auge, la inteligencia artificial.
Los negocios, la ciencia de datos y el periodismo dependen en gran medida de una cibercultura que como toda creación humana, posee sus cualidades y defectos claramente definidos. La ambigüedad pervive debido a la discrepancia entre quienes consideran que todo proceso cibercultural es progreso, cuando la historia misma se ha encargado de mostrar que no es así.
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Pros y contras de la cibercultura
En cuanto a ventajas se refiere, la cibercultura ofrece digitalización, para compartir información en forma de «bits«, de manera rápida, barata e inagotable. Se considera que lo digital tiende a mejorar constantemente. También como beneficio de la cibercultura se visualiza la ruptura de las fronteras geográficas. La gran red mundial es accesible desde casi cualquier parte del globo terráqueo. De ahí que se piense que se puede actuar en colaboración. Funcionar como una red debidamente coordinada.
La gratuidad es otro pro que trae consigo la cibercultura, ya que el conocimiento es un bien público, un derecho como tal y no una mercancía, lo que fomenta la interactividad para que los usuarios no sean solo consumidores sino también productores. Se fomenta el flujo horizontal de información y la diversidad cultural. La cibercultura bien adaptada tiende a la democratización para comunicar y difundir ideas.
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El flujo comunicativo exponencial de la información, para generar enlaces multimedia que unifiquen diferentes formatos como texto, audio, imagen y video. A manera de contras, la cibercultura permite y fomenta la desinformación, ya que como fenómeno relativamente novedoso, es extendido a capricho de algunos, segregando a otros, y priorizando lo pensado, dicho y hecho por unos cuantos, es decir, algo que no precisamente fomenta la igualdad informativa, ni para generar información, mucho menos para recibirla.
Otra desventaja que presenta es la accesibilidad sesgada, ya que se estima que solamente el 25 por ciento de la población mundial tiene acceso a internet, de ahí que la alfabetización digital no sea una realidad latente, a pesar de los esfuerzos implementados. Y es que para aprovechar la cibercultura al máximo se requieren habilidades que permitan el desenvolvimiento del usuario en el entorno mediático actual, el correcto uso del internet y los teléfonos móviles, para interactuar así adecuadamente con la información y con la cultura.
Por último, una cuestión perjudicial más es que es accesible a todo el mundo y todos podemos ser partícipes de ella. La cibercultura supone un inconveniente a la hora de verificar la naturaleza de lo recabado, investigado y consumido. Muchas de las publicaciones en internet no tienen ningún tipo de filtro, por lo que se puede aportar, difundir, compartir y fomentar el tránsito casi incontrolable de información errónea.