Cada vez son más las bandas que deciden vender su catálogo musical. Uno de los últimos en sorprender a sus fans fue Pink Floyd, la famosa banda británica de rock. Según los informes, llegaron a un acuerdo con Sony para una gran venta, pues no solo fue el catálogo de música, también su nombre y su imagen, por la módica cantidad de 400 millones de dólares.
De acuerdo al medio Variety, el grupo no vendió los derechos de sus composiciones, pero probablemente gran parte de las ilustraciones de sus álbumes, la mayoría diseñadas por el sello británico Hipgnosis, también pasaron a ser posesión de Sony.
El catálogo de música grabada de Pink Floyd se convierte ahora en uno de los más valiosos de la música contemporánea. Entre los álbumes más famosos de la banda se encuentran The Wall (1979), Dark Side of the Moon (1973), Wish You Were Here (1975), Animals (1977) por mencionar solo algunos. Pink Floyd se une a la lista de artistas y banda que han vendido sus catálogos musicales a diversos sellos discográficos, como Bob Dylan, Dr. Dre, Bruce Springsteen, David Bowie, Red Hot Chilli Peppers y próximamente Queen.
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¿Qué pasa cuando un artista vende su catálogo musical?
Cuando un artista vende sus canciones o su catalogo de música, lo que está cediendo son los derechos sobre ellas, las regalías que se pagan por el consumo y el uso de sus temas. Dependiendo los contratos, el derecho de autor y los derechos conexos quedan repartidos entre el artista y el sello discográfico.
De esta manera el músico tiene la certeza de la suma que va a recibir por él. Pues sus ingresos ya no dependerán del éxito que tengan sus canciones o los altibajos a los que se enfrenta la industria musical. Una ventaja que representa para la banda es que pueden desligarse de la administración y la explotación del mismo. Y obtener una suma equiparable al valor de las regalías esperadas por el catálogo a lo largo de varios años.
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Por tal motivo, la venta de catálogos musicales es una tendencia que está ganando más popularidad y no es algo malo para las bandas. La mayoría de los músicos lo hacen por motivos financieros, estratégicos y personales. De esta manera los artistas obtienen liquidez inmediata y diversifican sus activos. Mientras que las empresas de entretenimiento y los fondos de inversión ven en estos catálogos una inversión lucrativa.