Las mujeres privadas de la libertad en Santa Martha Acatitla están luchando. Muchas están encarceladas injustamente, son inocentes, víctimas de un sistema de justicia fallido. Y otras están adentro cumpliendo sentencias por delitos que cometieron. Adentro, todas sobreviven, viven, aprenden, trabajan, cocinan, lavan ropa, cuidan cosas, chapulinean… crean, escriben, pintan, son artistas sorprendidas de su propia obra. Y su obra sorprende a quienes tienen la fortuna de conocerla en el “exterior”, por ejemplo, «El Recetario Canero».
LUNAS, UN ESPACIO POR MUJERES PARA MUJERES
Un ejemplo es el “Recetario Canero: Lo crudo, lo cocido, y lo finamente picado: sabores y sinsabores de mujeres en prisión”, un manual gastronómico realizado por mujeres privadas de la libertad en el Centro Femenil de Readaptación Social (Cefereso) de Santa Martha Acatitla, ubicado en la Ciudad de México.
Un recetario construido con la memoria de largos años en prisión y que consta de 20 fórmulas para preparar platillos tan comunes, pero que se convierten en audacias culinarias cuando se intentan preparar en un entorno como el de las cárceles.
Este formulario o Recetario no es como cualquier otro, los ingredientes van más allá de la pizca de sal, la cebolla finamente picada, el queso rallado y los puntos de ebullición. En cada receta se incluyen emociones, sentimientos, deseos, recuerdos, experiencias y penas.
El acto de cocinar dentro de prisión puede estar lleno de obstáculos, sin embargo, están mujeres muestran en cada receta que son capaces de pasarlos todos con tal de disfrutar de unos buenos chilaquiles, una jarra de agua de limón o unas empanadas. Algo que afuera parecería ser tan cotidiano y que “adentro” requiere de mucho ingenio.
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El Recetario Canero también contiene ilustraciones salidas de la mano de las mismas presas, y esconde mensaje y experiencias entre líneas que al final son compartidas por ellas mismas. Es sin duda, una propuesta anarquista. Aunque todo parecería puesto para no lograrlo, al final, el platillo resulta.
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La conclusión de proyectos como este, se convierten en una sorpresa para ellas mismas: “¿Cómo? ¿Esto lo dibujé yo?” Y sí, las internas del Centro escribieron, integraron, dibujaron y pensaron el Recetario Canero, un manual que habla de comida, pero que contiene metáforas literarias, que habla del derecho, la justicia y las carencias de las mujeres en prisión, pero también de sus experiencias y sazones dibujados y escritos, sin importar si saben leer o no.
Este recetario forma parte del proyecto Mujeres en Espiral: sistema de justicia, perspectiva de género y pedagogías en resistencia, de la UNAM, que trabaja con apoyo del subsistema penitenciario a partir de prácticas artísticas, pedagógicas y jurídicas, con el fin de favorecer el acceso a la justicia de mujeres en reclusión y la transformación de patrones culturales y de género.
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Marisa Belausteguigoitia, académica de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL de la UNAM) y directora del proyecto comparte en entrevista con Yaconic que precisamente:
“Lo maravilloso del recetario es que permite la participación de todas, sin importar el delito, si saben escribir o no, si son de origen indígenas, o si tienen veinte o sesenta y tantos años de edad”.
La metodología del proyecto está basada en privilegiar lo visual, lo emocional y la imagen, y después viene la escritura y lo racional.
La mayoría no estudió más allá del nivel secundaria, y también las hay analfabetas. Wendy, quien fue detenida cuando estudiaba la licenciatura de derecho y estuvo tres años privada de la libertad en Santa Martha confirma que “realmente la población interna que tiene secundaria en adelante es muy poca”.
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“En el dormitorio en el que yo estaba, en teoría, era de los mejores porque llegan las persona que no son reincidentes y que tienen algo de bases de educación, sin embargo, solo éramos cuatro o cinco personas con licenciatura, la mayoría apenas cuenta con primaria o secundaria. Y, aun así, las mujeres se interesaron por participar en el Recetario porque entienden qué es lo que quieren hacer con el proyecto, porque lo sienten”.
Platillos para para servirse con mucha esperanza
“Sobrevivencia” es el nombre de una de las recetas que forman parte del Recetario Canero, y es ideal para preparar una ensalada de manzana cuando se quiera “quitar la flojera, la pena, los prejuicios, el qué dirán, y para poder salir a trabajar”.
En la receta se lee que su complejidad es “alta”. Y más abajo, en el apartado de los ingredientes se entiende el porqué. Además, de la crema y la lechera (un lujo entre rejas, como la piña y las cerezas), se debe conseguir manzana, como la que dan en el rancho.
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Luego vienen los ingredientes más importantes: Respeto, amabilidad, confianza, empatía y claro, dinero. Tras mezclar los ingredientes el modo de servir es en un vaso o plato, pero “con mucha esperanza”. Finalmente, se debe acompañar con “amor, empatía y ganas de quitarse el prejuicio”.
Las recetas están llenas de lenguaje canero: rancho, se refiere a la comida que se sirve tres veces por jornada a todas las internas, pero que llega a perder sabor con el paso de los días. También incluye un glosario, donde se explica que el acto de “empanizar” puede referirse a “cubrir la carne con pan molido”, y puede significar “empanizarnos entre nosotras, protegernos”, o “empanizarme de ideas, llenarme de ideas para resolver algún problema”.
La metáfora de los chilaquiles
Para preparar chilaquiles en Santa Martha la lista de ingredientes es compleja: tortillas duras que se toman del rancho, queso que solo se escribe en la lista porque usarlo es demasiado lujo, cebolla con lágrimas, aceite y hambre. La sazón no puede faltar y para ello se requiere “voluntad y fuerza de cada día”.
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Preparación:
“En este momento puedo decir que mi vida se parece a los chilaquiles, todo está revuelto y hecho pedazos, ¿cómo pegar todas las piezas rotas?, no es demasiado tarde, estoy vieja y cansada, y para colmo no tengo para aceite para freír las tortillas”.
Sin embargo, los chilaquiles quedan listos.
Obstáculos para alimentarse el cuerpo y alma
Entre las principales dificultades a la hora de ejecutar las actividades del arte culinario dentro de Santa Martha se encuentra el costo o precio de los ingredientes. En general, el precio de todas las cosas es más elevado que el de afuera, el de las calles, explica Wendy.
Y también se hallan las prohibiciones de las cárceles, donde no está permitido introducir artículos punzocortantes, como los cuchillos o los tenedores, y el uso de la estufa. El ingenio se convierte en una herramienta fundamental, solo así, se ve en espátulas o en una tapa de lata de atún, la posibilidad de cortar en rajas las manzanas.
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También está la renta que se debe dar para el uso de otros utensilios como las sartenetas, las pocas licuadoras que quedan, o el uso del refrigerador.
Para preparar un litro de agua limón pueden gastarse hasta 500 pesos. En este caso, es necesario asegurarse de contar con el agua suficiente que llega cada tercer día a la tienda.
“En las recetas te das cuenta de los ingredientes para la justicia, la sazón que hace falta para que ellas puedan ser miradas como mujeres, no como delincuentes pobres, mujeres fallidas, sino como mujeres que tienen un contexto. Yo creo que el recetario también es una especie de protocolo para juzgar con perspectiva de género”
considera Belausteguigoitia
Al final, el Recetario Canero pone a flote los derechos por los que las mujeres están alzando la voz: el derecho al agua y a la alimentación digna.
CONOCE LA OBRA INTELECTUAL DE ESTAS SIETE MUJERES
“El objetivo de estos proyectos es formar y sensibilizar a las participantes en temas de género y derechos humanos”, destaca Patricia Piñones, académica, investigadora y coordinadora del Área artística-pedagógica de Mujeres en Espiral.
“En la cárcel vas a encontrar a las mujeres más mal tratadas por la justicia, por el Estado y la familia, pero a la vez te vas dando cuenta que la misma cárcel les permite entender que hay mecanismos de sobrevivencia que tienen que ver con transformarse y con no ser ellas solas, sino con la colectividad”.
Consumo energético: consumo emocional
Como parte del recetario, se realizó un sondeo entre las participantes para conocer de ellas sus condiciones de vida, el tiempo que llevan en prisión, si tienen hijos, visitas, equipo defensor. El fin: conocer cuánto les consume la cárcel, una especia de paralelismo con el consumo energético en temas de nutrición.
POLEANA, DE LA CÁRCEL A TU MESA DE JUEGOS
Patricia Piñones explica que el Consumo Energético son las calorías que consumes al estar en la cárcel, pero también es dinero. Está el caso de la persona que ha gastado 250 mil pesos para su defensa, por lo que se deben vender los terrenos, las propiedades, los animalitos; y existen quien ha pagado hasta tres millones de pesos a 15 abogados que le tomaron el pelo durante alrededor de 15 años.
Y también se calcula dependiendo de la experiencia de cada mujer:
“Hay mujeres que en un año no reciben visitas y eso produce un consumo energético, pero también lo genera el gasto que se genera alrededor de una visita”.
Se trata de analizar los malabares que se hacen para mantener al organismo en equilibrio físico y emocional.
“Malabares enormes que te consumen día a día, porque ya estás pagando una sentencia, y además tienes que pagar por el uso del refrigerador o la entrada del alimento” que a veces viene con la visita a Santa Martha, donde muchas veces se come frío, a solas y sin gusto”.
Mujeres en Espiral está conformado por académicas y estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Además del Recetario Canero desarrollan otros proyectos con mujeres privadas de la libertad, como la creación de cortometrajes, documentales y la pinta de murales en las mismas paredes al interior de Santa Martha.
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El proyecto busca también mantener crítica a la Universidad pública y conectar con las personas más vulneradas.