Seguramente te has preguntado cientos de veces ¿qué puedo hacer con la ropa que ya no quiero/uso/me queda? Y es que cuando abres el closet o donde sea que guardes tus prendas de vestir, te encuentras con playeras, chamarras, pantalones y hasta cosas de tu ex y que por más que lo intentes, jamás volverás a usar; ya sea porque pasó de moda, porque subimos o bajamos de peso, o simplemente porque ya no te gusta.
Al ver eso, te decides a depurar el guardarropa, a separar lo que quieres conservar y lo que ya debes decir adiós. Justamente de esa sección es de la que queremos platicar, en muchas ocasiones esa ropa que ya no quieres o necesitas te genera inquietud de saber si la regalas, la vendes, la donas o la tiras. Pero antes de todo, hay que saber que no todas las prendas, dependiendo su estado, son dignas para las opciones anteriores.
Para no sufrir demasiado, aquí van unos tips para que identifiques y sepas qué hacerle a la ropa que sacarás de tu vida. Por favor, recuerda que la ropa interior no es aplicable para ninguna opción que no sea la de ir a la basura, a menos que tengas un fetiche.
LA IMPORTANCIA DE LA MODA SOSTENIBLE Y LA ROPA VINTAGE
Antes que nada, separar
Sí, ya dijimos que debes separar las prendas de las que te quedarás y las que no, pero también, y de preferencia al mismo tiempo, checar cómo esta la calidad de la ropa, si ya está muy percudida o gastada, puede irse a la sección de reciclaje o basura. Sí está usable o en condiciones decentes, pero ya tiene años ahí guardado, puedes mandarla a la bolsa de venta de tianguis o donación. Si la ropa es casi nueva, apenas 3 puestas, o nuevas que hasta la etiqueta conserva porque “me lo voy a poner en una ocasión especial” la cual no llegó, puedes de igual manera donarla o, meterla en la sección venta en bazar/thrift shop.
NO NECESITAS MÁS ROPA, NECESITAS ENCONTRAR TU ESTILO
Reciclar
Aunque no lo creas, se puede reciclar la ropa, y no necesariamente enviándola a una empresa o llevándola a una tienda que a cambio de unas prendas te dará un cupón de descuento. Esa es una buena opción, pero no siempre está a la mano como aplicar las dos siguientes posibilidades:
Trapito pa’ limpiar
¿Para qué gastar en toallitas o trapos de microfibra para limpiar los muebles o los funkos? Si alguna de tus playeras ya dio de si, ya perdió los colores, ya hasta se anda deshilachando y hasta un hoyo en la axila tiene, dale un último uso a la fibra de algodón o licra para quitar el polvo. Una buena lavadita y listo, trapito para otras ocasiones. Además si lo haces en retazos, tendrás más tela para el quehacer.
Rediseñar la ropa
Claro que sí se puede hacer una prenda nueva de otras viejas, o poner un diseño en otra. Por ejemplo, tu playera ya está muy usada pero el diseño súper cool que tiene aún está en buenas condiciones, lo puedes recortar y coser en otra prenda, ya sea una playera, chamarra o pantalón de mezclilla e incluso hasta en una bolsa de tela, para darle tu toque personal. También puedes implementar esa tela para realizar algún vestuario para Halloween, y así te ahorras un poco del disfraz. Hay que ser ecofriendly con el planeta.
APLICACIONES PARA CONSEGUIR COSAS GRATIS Y RECICLAR
Donar
En México y el mundo, existen miles de albergues, ya sea de niños, adultos, inmigrantes, etc. Las personas que están en dichos lugares en muchas ocasiones no tienen más que la ropa que traen puesta, y qué mejor forma de ayudarles (si no se puede económicamente) que dándoles algo con qué protegerse. Ya sean chamarras, pants, pantalones, playeras, todo lo que sea utilizable para que el cuerpo tenga una defensa para el calor por el sol inclemente (obviemos el calentamiento global) en verano o el frío mortal en invierno. Si no tienes algún albergue cercano, puedes darle la ropa a algún homeless o a los chavos limpiaparabrisas, seguro la utilizan para el diario o como uniforme de trabajo en los semáforos.
DONA 1 HORA EN LA CÁRCEL PARA AYUDAR A LA REINSERCIÓN SOCIAL
Regalar
Antes de ser un capitalista más, siempre puedes dar la ropa en mejor estado o nueva a un amigo, primo, hermana, sobrina, o persona cercana. Capaz que tu bestie un día te chuleó esa blusa que compraste y que al final de cuentas, apenas usaste una vez, si bien le fue a la prenda. Nunca está de más decirle “eh we, tengo x pieza de ropa que se que te gusta, no la he usado más de dos ocasiones, pensaba en dártela, ¿jalas o te pandeas?”. Tan fácil y sencillo como eso, si recibes un sí, ya la armaste, si te dice que no, entonces ya te vuelves un pequeño cerdo capitalista (aguante Sofía Macías).
OLIO: LA APLICACIÓN PARA DONAR LA COMIDA QUE SOBRA
Vender
Sí de las opciones anteriores ninguna te latió y sólo piensas en cómo sacarle algo de dinero a la ropa (no está mal, son tiempos difíciles), tienes opciones para venderla. La primera es ir a un tianguis o mercado de pulgas y preguntar en el puesto de ropa de segunda mano si compran, en caso de que así sea, elegirán ellos las prendas de mejor calidad o que saben pueden vender. Lo único malo, entre comillas, de estos lugares, es que te darán una cantidad mínima por las prendas, en ocasiones pueden llevarse 20 piezas y darte $100, un riesgo que si no te molesta, puedes correr.
Otra posibilidad es la de postear en el marketplace de tu preferencia, ya sea en Facebook o en alguna aplicación de venta como segunda mano/go trendier. También te puedes hacer de una cuenta en Instagram y postear ahí la ropa que tengas, sirve porque de paso aprendemos a mejorar las fotos y poses, así empezaron las y los nenis y ahora lideran el mercado. Ya si lo tuyo es la venta persona a persona, existen muchos bazares en donde por una módica cantidad, puedes poner tu stand y promocionar tus prendas.
REUSEME: APPS PARA DARLE UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD A TU CLÓSET
El riesgo de vender es que el tiempo en salir las prendas es relativo, puedes vender 5 piezas en una semana y luego pasar meses sin que salga algo, pero no hay que desilusionarse. De lo que sí debes perder toda ilusión es de la industria textil, que por la misma demanda y hecho de cambiar o comprar ropa constantemente, está dañando el medio ambiente, acabando con el agua y generando CO2 en su fabricación, sin dejar de lado que en muchos países, como México, la explotación laboral en fábricas y maquilas son pan de cada día.