La trata de personas es un suceso que lleva muchos años presente en la sociedad. Lo que resulta lamentable es que ni la evolución económica, intelectual, moral, etc, han logrado que se deje de atentar contra los derechos humanos.
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Desde hace muchos años mujeres e infantes han sido separadas de sus lugares de origen y comerciadas como mano de obra, servidumbre o como objetos sexuales.
Periodistas, fotógrafos, reporteros y activistas han sido los encargado de mostrar al mundo esta realidad. Su trabajo es una ventana para ver lo terrible y denigrante que es la vida para, una persona que ha sido victima de este delito.
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Sandra Hoyn, es una fotógrafa de origen alemán, quien se encargo de retratar la vida dentro de los burdeles en Bangladesh, esta ciudad es capital para la prostitución y la trata de personas.
«El burdel está rodeado por un muro de dos metros de alto. En las calles de alrededor hay puestos de comida, teterías y vendedores ambulantes. Este sitio es un lugar con normas propias, allí las mujeres no son tratadas como ciudadanas normales, pues no tienen libertad» explica la fotógrafa
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Su trabajo logró plasmar, la complicidad y los vínculos afectivos que desarrollas las mujeres y niñas dentro del burdel.
«La etapa más vulnerable es cuando las mujeres jóvenes ingresan al burdel. Muchos provienen de familias pobres o se casaron de niños y huyeron de sus maridos. Pertenecen a una señora, tienen deudas y no se les permite salir ni quedarse con su dinero. Cuando han pagado todas sus deudas, se convierten en trabajadoras sexuales independientes.
Luego, pueden rechazar clientes y quedarse con su propio dinero. Desde el momento en que una mujer ha pagado sus deudas, es libre de dejar el burdel. Pero estas mujeres son estigmatizadas socialmente fuera de sus “hogares” y, por lo tanto, a menudo optan por quedarse y seguir manteniendo a sus familias con sus ingresos».
Cox’s Bazar, es otra ciudad dentro de Bangladesh, que registra un alto numero en trata de personas. Algunos especialistas han argumentado que este fenómeno es causa de las limitadas oportunidades económicas, lo cual lleva a los bangladesís a buscar otras opciones de empelo. Desgraciadamente muchas de ellas caen en redes de trata de personas, y acaban siendo víctimas de esclavitud y explotación sexual.
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