PRIMERA PARTE
Siempre le he tenido miedo a envejecer y uno de los principales pensamientos que pasan por mi cabeza es: ¿cómo diablos voy a coger? Según varios estudios, la vida sexual de los seres humanos se ve drásticamente reducida pasando los 60 años. La realidad es que, la edad no le impide a los viejitos seguir pensando en sexo y, por lo que aprendí, hay bastantes métodos para lograrlo. ¿Cómo lo averigüé? Cogiendo con sugar daddies.
Uno no nace pensando «mi top es cogerme a un abuelito” pero la curiosidad mató al gato y, trabajando como scort hay algunas cosas a las que no me puedo negar, como: tener sexo con un dick arrugado.
Arnulfo
Divorciado 3 veces. Siempre ponía el cuerno y, me expresó, toda la vida tuvo una debilidad por las scorts. Yo escuchaba sus palabras sentada en sus piernas, mientras admiramos su colección de figuras de porcelana traídas de no sé donde chingados.
Arnulfo tenía casi 80 años y desde que entré por su puerta, traía el dick (pene) súper parado y bastante duro para ser anciano, a decir verdad.
Su departamento estaba al sur de la ciudad y lo adornaban más piezas de arte que las que normalmente adornan el Franz Mayer al Centro de la Ciudad. ¿Eran muchas? Muchísimas.
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El señor tenía afición por las expresiones que, de alguna manera, se relacionaban con el sexo y, por lo que pude concebir, también tenía afición por manosear scorts mientras exponía su colección.
Me contó todo sobre las cosas expuestas dentro de las vitrinas caras y así pasó casi toda la hora, hasta que a los 40 minutos, se bajó el pantalón y nos fuimos a su cuarto. Bastante sencillo a comparación del resto del espacio: cogimos y nada bien.
El señor, quien ya había durado con la verga parada un ratote, se vino tal cual me penetró y así termina esta historia.
“El arqui”
No suelo frecuentar más de 2 veces a cada uno de mis clientes. Sucede que, en mi cabeza, después de ver 2 veces a alguien se genera una relación y esto es chamba no relacionismo, ¿verdad? Pero, como en toda regla, «El arqui» fue la excepción. Un señor con apariencia oriental, ojos rasgados y de no mucha altura pero, ¡oh por Dios!, cuánta calentura.
Este cliente construía oficinas para grandes empresarios y ganaba bastante bien. Yo no sé cuántas enamoradas tenía pero yo era una de ellas. Desde el primer día que nos conocimos el señor optó por ser, a través de la agencia, uno de mis sugar daddies, me contrataba 2 o 3 veces por semana y siempre me daba regalos.
Su onda no era tanto cojer pero si le gustaba tocarme como si no hubiera un mañana. Una vez que las yemas de sus dedos rozaban mi pussy, no había poder humano que que los alejase al menos de que me viniera, por lo menos, una vez.
Los dedos de “El arqui” me cojieron varias veces, hasta que salí de la agencia y, como no soy chapulina, perdí contacto con él.
Don tienda de autoservicio internacional
Rick me contactó por Twitter. Me depositó una jugosa cantidad de dinero para asegurar su cita y nos vimos en cierto hotel caro de Interlomas. Cuando llegué él ya me tenía preparado el desayuno, jugo y el jacuzzi con agua caliente.
Desde la primera vez que vi a este señor, a diferencia de los otros, sentí su “paternidad”. Sí, sí, qué creepy (loco) pero, la primera vez que vi a Rick ni cogimos, las 2 horas estuvimos platicando y hastame regaló lencería.
Saliendo del hotel me whatsappeo y así comenzamos nuestra relación. Nos vimos el siguiente fin de semana, esta vez en un Toks para desayunar. Ahí, en onda más personal, me contó varias cosas de su vida: que había perdido un hijo, que tenía tatuada un ave en su recuerdo y más cosas así.
ENCUENTROS CON ESCORTS ¿SOLO SEXO?
Rick la teía no muy grande (a comparación de otros sugar daddies) y no se le paraba mucho pero, le agradaba la compañía, platicar de sus logros, de su familia y sus problemas. A mi me gusta el sexo así que, eso no cuajó.
En total nos vimos 5 veces y ¡cojimos sólo 2! Al final le presenté a una amiga, a la que también le contó la historia del colibí y la mamada. El mismo modus operandi, vaya.
Se quedó con ella varios meses. La invitó a desayunar, le dio regalos caros y hasta ahí, no más. Don tienda de autoservicio internacional no buscaba a quien coshar sino, pura compañía na’mas.