Celebrando ya su vigésimo cumpleaños, los vaper retoman su posición como fórmula para dejar el tabaco. Gracias al uso de las nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial, estos dispositivos superan su cara recreativa para resituarse en la lucha contra el tabaquismo. Pero, ¿es el vapeo realmente menos nocivo que el tabaco? ¿Cuáles son los datos en España y qué dice la comunidad científica?
Más de una década echando vapor
Desde su popularización allá por el 2010, los vaper —también llamados cigarrillos electrónicos, vapeadores o vaporizadores— son ya un elemento inseparable de nuestra cultura popular. Aunque relacionados con las terapias para dejar el tabaco, dado que simulan su consumo sin necesidad de quemarlo, su uso recreativo ha calado en toda una generación. Especialmente, ya que, a diferencia del tabaco, existen en diversos aromas y sabores —incluida la nicotina, donde entra en el proceso para dejar de fumar cigarrillos tradicionales—, así como en diseños gracias al casi medio millar de marcas que sacan sus modelos más novedosos al mercado año tras año.
Basado en una batería mediante la que se calienta y vaporiza una solución líquida, el vaper moderno ha ido añadiendo más elementos tecnológicos a su arsenal dando lugar a dispositivos verdaderamente novedosos. Tanto es así que algunos países de Europa han comenzado a utilizar la alta tecnología en los vapers, como la Inteligencia Artificial, para contribuir al abandono del tabaco tradicional. Aunque pueda parecer sacado de una película de ciencia ficción, Reino Unido y Francia ya se están realizando múltiples estudios al respecto dirigidos a dejar de fumar. Pero, ¿hasta qué punto son realmente útiles los cigarrillos electrónicos para dejar el tabaco?
¿Inhalar vapor para dejar de fumar?
Según los datos más recientes, se estima que el 60% de los vapeadores españoles utiliza este dispositivo para dejar de fumar o reducir su hábito, añadiendo que más del 90% fumaba tabaco antes de optar por el vaper. En relación a su nula o escasa adicción frente al consumo de tabaco, los porcentajes también señalan que un 70% no consume diariamente. Razón por la que, tras corroborar que su consumo no causa la adicción a la que acostumbran los cigarrillos tradicionales, el 90% de vapeadores que querían dejar de fumar, lo han conseguido, incluso con un 56% que, gracias al vaper, ha podido reducir su consumo de tabaco convencional, aunque no lo pretendiera.
Dejando de lado los hábitos del consumidor, la opinión científica respecto al uso de los vaper para dejar de fumar se divide igual entre detractores y partidarios. Sin embargo, existe cierto acuerdo en relación a que la nicotina es esencial contra el tabaquismo. Volviendo a los datos, encontrando que un 78% de los adultos españoles que vapean emplean la nicotina para este fin. Por supuesto, nada que entre en los pulmones aparte de oxígeno es bueno para su salud, pero un sustituto del tabaco puede contribuir a su abandono definitivo si se utiliza adecuadamente. Y justamente es aquí donde toma importancia el rol de la tecnología en los vapers.
La alta tecnología se suma a los vapers
Aunque buena parte de la innovación tecnológica en los vapers tenga como objetivo conseguir que estos tengan una iluminación especial, o incluso activación por voz, no es extraño que otra vertiente tecnológica se haya sumado a la lucha contra el tabaco mediante estos dispositivos para tomar partido. Como se ha mencionado, el uso de la Inteligencia Artificial (IA) en los vapers se está estudiando ya en Europa. Aunque todavía el proyecto no ha pasado de su fase de estudio, el objetivo a corto o largo plazo es la de sustituir gradualmente la nicotina por ácido cítrico. Una sustancia mucho menos dañina que permitiría erradicar la necesidad de nicotina del fumador.
De este modo, la Inteligencia Artificial se serviría de una aplicación móvil mediante la que analizar los hábitos de consumo del fumador o vapeador. Un análisis preciso con el que detectar el grado de necesidad del individuo en cuestión y, con ello, determinar cómo y cuándo debe llevar a cabo el reemplazo y posterior eliminación de la nociva nicotina. Además, y gracias a esta tecnología, evitando que el fumador inhale el humo de la combustión, dado que contiene agentes que repercuten negativamente en su salud. En suma, un avance mediante el que aumentar la eficiencia del vaper tanto en relación a su uso como a su aplicación como remedio contra el tabaquismo.
¿Un dispositivo más económico y menos nocivo que el tabaco?
Como se ha mencionado, cualquier elemento o sustancia que entre en los pulmones y que no sea oxígeno puede ser altamente perjudicial para nuestra salud. Pese a ello, algunos expertos señalan que la toxicidad del vapor es un 95% menos nociva que la del tabaco. Por supuesto, esto no quiere decir que la postura de la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra el vapeo sea un ataque de desinformación, sino más bien un mero conjunto de indicaciones para evitar la adicción a cualquier sustancia dañina para el organismo. Eso sí, siempre y cuando el vaper cumpla con todos los estándares sanitarios legislados por Europa o la administración pertinente.
Asimismo, y ahora que el vaper cumple 20 años, cabe decir que este dispositivo resulta también mucho más económico que el tabaco. Dado que el vaper se centra en la no adicción, así como en el objetivo de dejar de fumar, su precio se amortiza en poco tiempo en comparación con el cigarrillo convencional, que no deja de ser una máquina de sacar dinero. Así, podemos encontrar packs de dispositivo más uno o varios frascos por entre 30 y 50 euros. Además de otros artículos que permiten personalizar nuestro dispositivo como queramos. En definitiva, un artilugio que, tras su vigésimo aniversario y el tanteo de la IA guarda todavía más sorpresas positivas por concedernos.