AMY WINEHOUSE, FOREVER BACK TO BLACK
MÚSICA

AMY WINEHOUSE, FOREVER BACK TO BLACK

De nada le sirvió a Amy Winehouse haber ganado cinco Premios Grammy de los seis a los que estaba nominada en 2009 y haber vendido 2.7 millones de álbumes. El 23 de julio del 2011, moriría a los 27 años, la precoz joven que asistió a la Sylvia Young Theater School en Londres y luego a la  BRIT School for Performing Arts and Technology, una escuela gratuita de arte de donde han salido varias artistas de pop como Ms. Allen y Adele.

Amy Winwhouse cantante
Amy Winehouse

Back to Black

Cualquier artista que inicie y termine un álbum con las canciones “Rehab” y “Addicted” tiene una historia que contar. Amy tuvo muchas.

En una entrevista con Los Angeles Times en 2007, cuenta cómo una ruptura inspiró Back to Black (2006), y definió su estado anímico en términos de música y alcohol:

“No quería despertar bebiendo y llorando y escuchando a Shangri-Las, y luego ir a dormir, y despertar a beber de nuevo y volver a escuchar a Shangri-Las… me puse a escribir las canciones que quería escuchar.”

En efecto, la lírica del álbum anuncia la fatalidad; sus letras repiten una y otra vez que las cosas son como son y no tiene ningún caso luchar en contra. Sus letras excavan en las profundidades del alma. Y su visión del amor es aquella temeraria, desesperanzada, masoquista, una que se parece mucho a la adicción a las drogas. Algunas de sus canciones dicen claramente que la felicidad o algo que se le parezca solo ocurre cuando uno tiene a la mano a un hombre, un trago, una droga; o todo junto.

Amy Winwhouse
Amy Winehouse

Sin duda, Amy no hubiera logrado aterrizar esas letras sin la ayuda de los productores Mark Ronson y Salaam Remi, quienes le sacaron lo mejor. Lograron una equilibrada combinación entre hip hop y soul. De hecho, estos productores han sido artífices de importantes producciones musicales como la banda retro-soul Dap-Kings.

Ronson y Remi convirtieron a Winehouse en una estrella internacional, a través de composiciones musicales tan boyantes y llenas de vida que logran transmitir la desesperación, el desamor y la adicción; a través de reminiscencias de Frank Sinatra, Billie Holyday, Thelonious Monk, Motown y Nas, el rapero de Nueva York con uno ojo agudo para los detalles narrativos.

La peculiar voz de Winehouse fue fundamental para el éxito de Back to black. Nos remite a una mezcla de gin con cigarros y su tesitura es la de una cantante clásica de blues y jazz. Amy fraseaba de manera casual pero confidencial. Su voz es la de los derrotados, los que están peligrosamente enamorados y logra una agridulce dicotomía entre la belleza y la fatalidad.

Singles

Independientemente de las famosas canciones “Rehab” y “You know I’m no good”, hay otras en Back to Black en las que vale la pena detenerse un momento. “Love is a losing game” es el principio del final, la conciencia resignada de una relación destinada a morir; sin embargo, la actitud de Amy es de enfrentamiento, no de víctima. En Tears dry on their own” narra la adicción a un amor que nunca tuvo presente y mucho menos futuro.

La pieza está inspirada en “Ain’t no mountain high enough”, soul clásico que interpretaban Marvin Gaye y Tammi Terrell; y a pesar de lo riesgoso que resulta meterse con un clásico, gracias a la producción, la apropiación resulta innovadora y contrastante. Si Marvin Gaye interpretaba con el tono vocal elevado, Winehouse lo hizo con tonos descendentes.

Wake up alone” disecciona el rastro de ir a través del día sin alguien que antes era una presencia constante; se trata de mantenerse ocupada, a pesar de que la presencia fantasmal la persiga todo el tiempo. Con “You know I’m no good” Amy pone en evidencia su propia infidelidad y en “Just friends” revela a un amante apasionado y lujurioso.

Amy Winehouse
Amy Winehouse

Autodestrucción

Desde que Winehouse llegó a la escena resultaba evidente que estaba en una espiral de autodestrucción: arrestos por drogas, escándalos públicos y conciertos desastrosos; en muchos de ellos observamos a una cantante que literalmente desfallecía, cada vez con más frecuencia, frente a las cámaras y sus fans. Su cuerpo y aspecto general cada vez lucía más deteriorado.

Su adicción y autodestrucción se convirtieron en un negocio que vendía muy bien, a través de un espectáculo triste y grotesco que sin embargo todos se deleitaban en ver. Uno de los ejemplos más evidentes fue en 2006, cuando acudió al show Never Mind the Buzzcocks de la BBC, durante el cual se hicieron bromas grotescas y de mal gusto acerca de su alcoholismo y su adicción al crack.

Winehouse, ya borracha, respondió de manera poco educada y violenta al conductor Simon Amstell, quien la había entrevistado en otro programa de la BBC. Este le dijo: “solíamos ser cercanos” y ella le tocó la cara y contestó: “Éramos cercanos. Pero ella está muerta” y luego soltó una sonora y siniestra carcajada.

amy winehouse cantante
Amy Winehouse

Imagen

Winehouse fue una artista peculiar incluso en el manejo de su imagen. Resaltaba que no se preocupaba por su cuerpo. Si los productores le insistieron o no en que se ejercitara, no solo para lograr una figura armoniosa sino para resistir los conciertos, resulta claro que no hizo caso.

Amy usaba su cuerpo con libertad, lo tatuaba a su antojo. Poco a poco sufrió una metamorfosis que era notoria en el escenario. Su estilo, claramente inspirado en las divas de los años sesenta, lucía con un dejo de descuido e irreverencia. Sí les rendía homenaje, pero en superlativo: grueso delineador, labios dibujados, una especie de colmena formada por hebras de cabellos.

En sus últimos conciertos aparece con aspecto desaliñado y ebria. Combinaba el glamour de las pin-ups con un estilo de granuja callejera. A pesar de lo anterior, Amy irradiaba precisión y formalismo; al menos cuando podía cantar. Su voz, imagen y actitud transmitían emoción y el cataclismo universal del amor, la pérdida y la degradación. Winehouse fue congruente con su música, estilo y vida hasta el final. Forever back to black.


Texto por Bibiana Camacho

—Bibiana Camacho es narradora, traductora y editora; autora de Tras las huellas de mi olvido (2010), La sonámbula (2013) y Lobo (2017).


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Staff Yaconic