Chuck Berry ha fallecido. Cuando creíamos que noventa años de su presencia física permanecerían como la personificación inmortal de la máxima revolución cultural del siglo XX, su muerte ha marcado el inicio del fin de los grandes héroes que construyeron nuestra educación musical.
El día que Chuck Berry llegó a Chess Records, con un demo de sus canciones, los hermanos Leonard y Phil (propietarios de los estudios) escucharon que había algo diferente en este joven talento.
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Ya antes habían notado que el uso de instrumentos amplificados, es decir, electrificados, marcaban la diferencia con los artistas de otras discográficas y vendían mucho mejor que las que no lo eran.
Pero Chuck tenía algo más: una forma simple e ingeniosa de comunicar y traducir los deseos de los adolescentes cuya música fue un vehículo de escape y esperanza, para desahogar todas esas fantasías lujuriosas, de integración racial y rebeldía.
Aunque inició tocando estándares de blues, Chuck no estaba interesado en ello en lo absoluto. No se sentía lo suficientemente triste ni era demasiado pobre para sentirlo con profundidad.
Para escándalo de su círculo más cercano, lo que le gustaba era el country & western, la música del “enemigo”, los blancos. Fue con esas bases que hizo su propia música, buscando que no se pareciera a nada que ya existiera.
El sonido de su guitarra era distinto, las frases/riffs/licks que creaba eran algo que no se había escuchado, además del volumen que manejaba que era muy estruendoso para los cánones conservadores del momento.
De una forma “primitiva”, Berry fue uno de los primeros virtuosos/shredders junto con Scotty Moore, guitarrista de Elvis Presley, y Danny Cedrone de la banda de Bill Haley. Su destreza maravillaba a todos de la misma forma que después lo harían Hendrix, Clapton o Van Halen.
En 1955, “Maybellene” alcanzó el lugar cinco de las listas de popularidad. No era una lista segregada, no era la lista de R&B, era la lista GLOBAL de Pop.
Esto quiere decir que además de darle su primer hit en el Top Ten a Chess Records, Berry trascendió las barreras raciales con el poder unificador de la música (y la ayuda de Alan Freed, el locutor de radio que tocaba música de negros a las audiencias blancas y quien bautizó al nuevo sonido como rock & roll, la frase que usaban los negros para referirse a coger).
La música de Chuck Berry tuvo la facultad de hablarle a los adolescentes blancos suburbanos, quienes se encontraban reprimidos por los sistemas de valores de sus padres que comenzaron a caducar rápidamente.
Igualmente la población negra que se había visto liberada de la esclavitud, comenzó a trabajar en las grandes industrias de Chicago y otras ciudades, con lo que pronto tuvieron poder adquisitivo para hacerse de bienes y vivir una vida que hasta entonces solo la comunidad blanca podía permitirse. Todo esto se desarrolló con la música de Berry como agente de cambio.
Desde luego, la nueva tendencia no se escapó de ser satanizada y sus intérpretes calificados de obscenos y vulgares por incitar a las mentes inocentes a pervertir el American Dream que se resquebrajaba inevitablemente. En parte, los padres de familia tenían motivos para estar preocupados, quienes lo conocieron afirman que Chuck Berry era el más grande malagradecido gruñón hijo de perra.
No leía ni escribía muy bien, pero en cuestiones de dinero exigía que se le pagara en efectivo y de modo que la cantidad de billetes diera la impresión de era mucho dinero, o no salía a tocar. Nunca tuvo una banda definida, exigía que en los lugares donde se presentara los músicos previamente se aprendieran “de oído” los temas que tocarían con él.
No toleraba que absolutamente nadie se acercara a su guitarra, lo cual le valió a Keith Richards, de los Rolling Stones, un puñetazo por su osadía. En 1961 fue encarcelado cuando intentó llevar a San Luis Missouri a una prostituta mexicana de 14 años para trabajar en su bar.
De cierto modo Chuck Berry tenía una actitud punk antes del punk. Hizo todo por su cuenta, bajo sus propias reglas, de la forma más básica y sin trucos más que su famoso “paso del pato”. De hecho la sencillez de las composiciones de Berry resonaron de forma brutal con la llegada del punk. Al igual que ellos, Chuck era un renegado en aquellos años en los que el rock & roll todavía era considerado como algo peligroso y emocionante.
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Little Richard le dio la potencia y extravagancia, Bo Diddley lo enriqueció con nuevos ritmos e instrumentos, Elvis le dio una presencia aceptable e impresionante ante el público juvenil, pero fue Chuck Berry quien moldeó y creó las bases rítmicas, melódicas y líricas sobre las que nació el rock & roll.
Le dio al country el ímpetu y lo mordaz del blues, escribió odas a los autos y a las chicas cuando las letras del rock & roll eran simples dramas adolescentes y juegos de palabras pegajosos.
No es gratuito que las bandas más grandes de la historia del rock: los Beatles y los Rolling Stones le hayan rendido homenajes constantes grabando sus canciones. La carrera de Electric Light Orchestra (ELO) comenzó con un cover de Chuck Berry. Los Beach Boysdescaradamente se robaron sus piezas para convertirlas en hits propios.
Su infiltración en la era moderna mediante películas como Back to the Future (1985) y Pulp Fiction (1994) solo hace patente los alcances de su legado. Hoy en día cualquier persona que pretenda iniciarse en el sinuoso camino de tocar rock & roll tiene que aprender a tocar “Johnny B. Goode”, el A,B,C, del género.
Los protagonistas de una era están desapareciendo ante nuestros ojos. Esa era en la que la gente estaba pegada al radio porque ahí se enteraba de lo que sucedía; en la que la experimentación se hacía con las notas musicales, no con los artefactos tecnológicos; una era en la que importaba cómo te veías sobre el escenario, en que la actitud, el talento y la inspiración eran la clave, y el combustible era el rock & roll.
Chuck Berry fue el primero de todos ellos. El arquitecto, el patriarca y el cimentador de las leyes de ese mundo mágico llamado rock & roll. Gracias por todo.