Imagina una combinación de lo abstracto de David Lynch y lo grotesco de David Cronenberg. Ahora, añade la actitud del punk y lo sórdido de la música industrial. Espolvorea con un poco de excentricidad e ironía y tendrás como resultado el cyberpunk japonés, un breve pero explosivo género cinematográfico nacido en los 80, producto de una sociedad preocupada por la nueva era digital y sus excesos.
Teniendo a la escena punk japonesa como precursora, un pequeño grupo de directores decidió explorar los horrores del final del milenio y las consecuencias de un exceso tecnológico que terminaría por consumir al ser humano.
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A través de producciones de bajo presupuesto, intensas actuaciones, ediciones frenéticas y tramas surrealistas, el cyberpunk japonés se encargó de regresar la ciencia ficción a la cultura alternativa.
Aunque los 90 trajeron la oleada de j-horror que tomó por sorpresa al mundo occidental, la breve existencia del cyberpunk japonés aún resuena en el cine y anime. Aquí te presentamos una breve guía a este terrorífico mundo.
Los precursores del cyberpunk japonés
Como en la mayor parte del mundo, el punk tuvo un gran impacto en los jóvenes japoneses a finales de los 70 e inicio de los 80. Con equipo prestado por la universidad, Sogo Ishii se desempeñó como el mayor director de cine dentro de este movimiento. Dos de sus filmes encenderían la llama del cyberpunk japonés, junto a un proyecto que ha quedado casi en el olvido.
Crazy Thunder Road / Sogo Ishii (1980)
Un retrato de la cultura punk a través de pandillas de motociclistas, delincuencia y confrontaciones con la policía, con un pequeño toque de ciencia ficción. Su producción de bajo presupuesto creó una revolución e todo el cine independiente japonés.
TRAINSPOTTING: ROMPIENDO EL MITO TRANSGENERACIONAL
Burst City / Sogo Ishii (1982)
El Mad Max japonés. Protagonizado por miembros de la escena punk y situado en un entorno post-apocalíptico. A modo de semi-documental, muestra presentaciones de bandas como The Stalin y The Roosters, acompañado de batallas entre pandillas.
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Death Powder / Shigeru Izumiya (1986)
Aquí se comienzan a explorar algunos de los elementos comunes dentro del cyberpunk, como el surrealismo y la fusión del ser humano con la máquina, en algo que se siente como una pesadilla techno-fascista.
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La explosión del cyberpunk japonés
Estos tres filmes representan el núcleo del género. Aunque Akira se aleja del estilo cinematográfico del cyberpunk japonés, su aparición fue el catalizador que preparó al mundo para el futuro inmediato.
Akira / Katsuhiro Otomo (1988)
Uno de los filmes animados japoneses más exitosos de todos los tiempos, que sirvió para introducir el anime al mundo occidental. Tomando una fuerte inspiración de Crazy Thunder Road, este film une el mundo de la ciencia ficción futurista con el presente desalentador de la clase trabajadora.
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Tetsuo: The Iron Man / Shinya Tsukamoto (1989)
La pieza fundamental del cyberpunk japonés. Todos los elementos esenciales del género se encuentran reunidos aquí, en una trama que sigue a un oficinista en una horripilante transformación en un hombre-máquina. La tecnología es presentada como una enfermedad que consume al ser humano.
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964 Pinocchio / Shozin Fukui (1991)
Esta cinta retoma la representación de Tsukamoto pero le da un giro: ¿y si esta enfermedad fuera infligida por las corporaciones? Así nos expone ante Pinocchio, un androide sexual defectuoso que escapa de una corporación y cae en las manos de una vagabunda con amnesia, ámbos víctimas de la clase opresora.
Tsukamoto y Fukui continuarían expandiendo sus ideas a través de un par de trabajos más: Tetsuo II: Body Hammer (1992) en el caso de Tsukamoto, y Rubber’s Lover (1996) a cargo de Fukui.
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La llama se apaga
Mientras el horror sobrenatural comenzaba a tomar fuerza en el cine japonés, el interés en el cyberpunk comenzaba a perderse, siendo totalmente eclipsado por el lanzamiento de Ring (1998). ¿Pero qué pasó con el género? Pues, como si se tratara de una profecía cumplida, el cyberpunk japonés terminó fusionándose con otros géneros que tomaron con menos seriedad las preocupaciones de sus mayores exponentes.
Electric Dragon 80.000 V / Sogo Ishii (2001)
Irónicamente, la mayor influencia dentro del cine punk japonés regresó al género para cambiarlo radicalmente. A través de un film con toques de historieta, Ishii nos presenta a un par de anti-héroes con superpoderes eléctricos que batallan sobre los barrios marginados de Tokyo.
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Meatball Machine / Yudai Yamaguchi y Jun’ichi Yamamoto (2005)
Retoma el estilo cómico de Electric Dragon, añadiendo litros de sangre y mutaciones inspiradas en Tetsuo y 964 Pinocchio. Las posturas filosóficas de aquellos filmes quedaron olvidadas, siendo reemplazadas por un mayor enfoque en los efectos especiales y el shock.
Es probable que este género cinematográfico no pueda tener un resurgimiento, ya que cintas posteriores como Tetsuo: The Bullet Man (2009) de Shinya Tsukamoto, y S-94 (2009) de Shozin Fukui causaron poco impacto, sin embargo, muchos de los rasgos característicos del género aún se pueden encontrar a través de la ciencia ficción moderna. El cyberpunk japonés demostró ser un pequeño chispazo que incendió el mundo entero.
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