El Libro Vaquero no ha sido el único “cómic” para adultos mexicanos. A la luz pública, en cualquier puesto de revistas, era fácil obtener una historieta al más puro estilo pulp fiction estadounidense. El pulp mexicano combinaba la estética de las fotonovelas y el argumento del cine de barrio para crear historias a partir del terror, la ficción, el western e incluso, la novela rosa.
El pulp fiction se trata de las novelas impresas en papel barato (llamado pulpa por la gente de las imprentas) y son aquellas historias dedicadas al crimen o misterio acompañadas de gráficas bastante llamativas e incluso en ocasiones, exóticas. Los ilustradores mexicanos, realizaban un excelente trabajo de manera semanal para el pulp mexicano y así asegurar su permanencia en el gusto del público.
La producción era bastante precaria, pero increíblemente bien realizada para tratar temas como leyendas y tradiciones mexicanas de la colonia y así basar las primeras historietas en temas como “Las momias de Guanajuato” o “El Monje loco”. No bastaba el terror en sus páginas y había que añadirle el toque jocoso con el erotismo que presentaba y la violencia explícita que retrataba la decadencia social de finales de los años ochenta.
EL CATÁLOGO DIGITAL DE HISTORIETAS MEXICANAS DE LA UNAM
La Editorial Continental fue quien se encargó de hacer brillar estas publicaciones, y aunque hoy se encuentra desaparecida, su legado será eterno porque pertenece a la cultura popular de el pulp mexicano de los 60’s, 70’s, y 80`s. El fundador de esta editorial, Enrique Cuadro se inició como dibujante de cómics en su ciudad natal San Luis Potosí, antes de que en 1953 su popularidad fuera en ascenso gracias a “La araña verde” un personaje con poderes arácnidos que creó casi una década antes del Spiderman de Stan Lee.
En 1954 Cuadro se independizó y comenzó a juntar a un grupo de guionistas e ilustradores para competir a la par de grandes editoriales contemporáneas como Novaro y Ediciones Recreativas. Los ilustradores permanecieron en el anonimato aunque sus estilos podían ser plenamente identificables conforme se adquirían más ejemplares. Era evidente que no se trataba de una pretensión autoral sino un ingreso extra para los dibujantes.
El libro vaquero no es un cómic para viejos cochinos
Las tramas sin complejidad, el tamaño de la publicación así como las historias redondas sin mayor meollo, brindaron un éxito inminente para el pulp mexicano. Los personajes se trataban de gente común y corriente enfrentando vicisitudes cotidianas como el alcoholismo, problemáticas amorosas o familiares que eran avivadas por escenas de violencia explícita y melodrama permanente.
La cultura popular mexicana se ha construído a partir de experiencias reales, cercanas e identificables. Lo mismo se puede observar cotidianamente a personas buscando amarres o trabajos mágicos que hablan sobre espíritus incapaces de descansar que acosan personas en busca de alguien que pueda encaminarlos al descanso eterno. El color y la caricaturización de la existencia, han permitido que estos elementos que han construído la cultura pop de la mano de el pulp mexicano sean un respiro en medio de la cotidianidad que a veces oprime, duele o evoca malos momentos.
Cómics mexicanos: más allá de los superhéroes
Stephanye Reyes
Periodista en deformación. Humana por imposición, bruja por elección. Ojos defectuosos pero talentosos. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig:bruja_amapola