Gloria Guinness un verdadero ícono mexicano que impuso moda. Fue una editora colaboradora del Harper’s Bazaar de 1963 a 1971 y es considerada actualmente como una de las mujeres más elegantes de todos los tiempos. Guinness fue uno de los tantos «cisnes» de Truman Capote, perteneció a esa élite de mujeres hermosas, elegantes y ricas que el autor admiraba y a quienes terminó rompiéndoles el corazón.
Su nombre completo era Gloria Rubio y Alatorre, nació en Guadalajara, México. Y era hija de José Rafael Rubio y Torres, un periodista liberal que apoyó a Francisco I. Madero por el que murió exiliado en Estados Unidos. Mientras que su madre fue la aristocrática doña María Luisa Dolores Alatorre y Díaz-Ocampo.
Los famosos cisnes que inspiraron a Truman Capote
Tuvo una infancia algo dura, ya que por la persecución política de su padre y su temprana muerte en el exilio se mudaban muy seguido. Gloria y sus hermanos pasaron la mayor parte de su juventud e infancia recorriendo las fincas y haciendas de los parientes adinerados de su madre.
La moda en su vida
Guinness se acercó al mundo de la moda cuando comenzó a escribir con frecuencia para Harper’s Bazaar. Donde afirmaba en una publicación de la edición de julio de 1963 de la revista, que:
«La elegancia está en el cerebro, así como en el cuerpo y en el alma. Jesucristo es el único ejemplo que tenemos de un ser humano que ha poseído los tres al mismo tiempo».
Gloria Guinness para Harper’s Bazaar
El carisma que poseía y la gran elegancia que corría por sus venas muy pronto la colocaron como «La mujer más elegante del mundo». Pasó de escritora a modelo, donde fue vestida por varios diseñadores de alta costura como Cristóbal Balenciaga, Elsa Schiaparelli, Marc Bohan en Christian Dior, Chanel, Hubert de Givenchy, Yves Saint Laurent, Valentino Garavani, Halston y en cuanto al calzado destacó Roger Vivier.
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Fue una de las primera mujeres modelos en utilizar pantalones capri de Emilio Pucci. Posó para editoriales como Vogue, Harper’s Bazaar y Woman’s Wear Daily; y bajo el lente de Cecil Beaton, Richard Avedon, John Rawlings, Toni Frissell, Horst P. Horst, Slim Aarons y Henry Clarke. Su belleza superó la moda y terminó como musa para varios artistas como René Bouché, Kenneth Paul Block y Alejo Vidal-Quadras. Se mantuvo constante en la lista de Mejor Vestida desde el año de 1959 hasta 1963. Y para 1964 se ganó su lugar en el Salón de la Fama.
Los matrimonios fallidos
La socialité contrajo matrimonio cuatro veces, la primera con el alemán Scholtens que conoció en México, se divorció rápido y el siguiente fue el conde Fürstenberg-Herdringen, con quien tuvo dos hijos que recibieron el título de barón y baronesa. Desafortunadamente estalló la Segunda Guerra Mundial y su esposo fue apresado, tiempo después se separaron y se casó por tercera ocasión. Ahora con el príncipe Ahmad Abu-El-Fotouh Fakhry Bey, lo cual la llevo a conseguir el título de princesa egipcia.
Por último llegó una separación inminente y hasta fue tachada de «caza fortunas». Ya para 1951 contrajo nupcias con su cuarto y último esposo, de quien adoptó su famoso apellido. Se trató de Loel Guinness, miembro del Parlamento Inglés.
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Una doble vida como espía
Existe un fuerte rumor que es sustentado por diversas teorías, donde se señala que Gloria Guinness fue empleada como espía en algún momento. Pues el destape y las sospechas se levantaron a su alrededor cuando se casó con su cuarto marido; pues la socialité no tenía pasaporte válido y era legalmente apátrida. La confusión y el rumor fue alimentado todavía más cuando apareció una serie de libros supuestamente de no ficción escritos por Aline Griffith, condesa de Romanones.
Y se supone que Guinness y la autora se conocieron durante la Segunda Guerra Mundial, cuando tomaba un papel casi legendario como la glamurosa “Condesa von Fürstenberg”, quien formó amistades cercanas con nazis importantes. En este periodo de incertidumbre, la mujer más elegante vivió y trabajó en Madrid como espía para la Alianza del Eje.
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Gloria tuvo una gran vida social, tanto que fue muy cercana a Capote, quien la consideraba una de sus cisnes, por su cabello negro como la seda, sus cejas bien dibujadas y su largo y esbelto cuello que la hacían comparable con la reina Nefertiti. Capote y Guinness eran tan amigos que fue una de las invitadas a la exclusiva fiesta Black and White que el escritor organizó el 28 de noviembre de 1966 en el hotel Plaza de la Quinta Avenida, frente a Central Park, en Manhattan.
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Cinthia Flores
Fotógrafa y reportera.
