Las expresiones artísticas orientales representan un abanico muy amplio de posibilidades. El haiku, por ejemplo, es una forma de poesía japonesa que se caracteriza por la brevedad y la contemplación de la naturaleza. Tradicionalmente, consta de tres versos sin rima, con un total de 17 sílabas.
En el siglo XVII se hizo popular como una forma de expresión de la religión zen gracias al maestro Bashō. A partir de estas creaciones, muchos escritores han seguido multiplicando este breve pero maravilloso arte.
Su historia se remonta al Japón del siglo XIII, cuando era muy cotidiano que un grupo de poetas se reuniera para crear poemas colaborativos conocidos como renga. Durante esos encuentros, supervisados por un maestro, los poetas componían estrofas que se iban enlazando y que debían ajustarse a los conceptos y palabras convenidos de previo a la sesión.
El haiku encuentra sus orígenes en el hokku, una fórmula de construcción literaria utilizada en el tipo de poema más largo conocida como renga. Fue cuando esta composición empezó a utilizarse como unidad independiente, que se le comenzó a denominar como con el nombre que se le conoce actualmente.
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Para escribir un haiku, se debe observar y capturar un momento fugaz de la naturaleza o una emoción relacionada a ella. Se busca transmitir esa experiencia de manera sencilla y directa, utilizando palabras simples y evitando adjetivos innecesarios. El objetivo es que el lector pueda percibir el instante tal y como el poeta lo vio. En resumen, hacer un haiku implica observar y capturar un momento fugaz de la naturaleza.
Hacer un haiku significa respetar las reglas de la forma poética, incluyendo la estructura de cinco, siete y cinco sílabas. Sin embargo, también implica mucho más que acomodar palabras y letras. Es imprescindible tener una profunda conexión con la naturaleza y la capacidad de observar los pequeños detalles que a menudo pasan desapercibidos. Además, se requiere habilidad para encontrar las palabras exactas que transmitan la emoción deseada de manera concisa.
Matsuo Bashō, uno de los cuatro grandes maestros del haiku vivió en el siglo XVII. Desarrolló y consolidó el haiku con un estilo sencillo y con un componente espiritual. Su poesía consiguió renombre internacional, y en Japón muchos de sus poemas se reproducen en monumentos y lugares tradicionales.
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Uno haiku más famosos es probablemente el escrito por el poeta japonés Matsuo Bashō en el siglo XVII:
Anochece:
abre el erizo
su mejilla.
Este haiku ha sido ampliamente reconocido y es admirado por su capacidad para transmitir una imagen tan hermosa y evocadora en tan solo tres versos. Es un ejemplo perfecto de cómo el haiku puede capturar un momento único en palabras simples y directas.
Los primeros poemas en este reconocible estilo comenzaron a popularizarse en el Japón del siglo XVII gracias a Matsuo Bashō que en 1684 escribió este famoso ejemplo que ha sido traducido al español de la siguiente manera:
Un viejo estanque.
Se zambulle una rana:
ruido del agua.
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Este haiku muestra cómo incluso en los primeros años de existencia de esta forma poética, la belleza de la naturaleza y la fascinación por los fenómenos naturales eran una fuente de inspiración común.
La austeridad y la sencillez de su composición no disminuye su belleza. Estas piezas poéticas son claras muestras de que, en ocasiones, menos es más. El estilo de los escritores de haikus se distingue por la sutileza, logrando recrear escenas de la naturaleza resaltando detalles minúsculos que sirven para generar una imagen mental en la que el lector puede encontrar su propio significado.
Stephanye Reyes
Periodista en deformación. Humana por imposición, bruja por elección. Ojos defectuosos pero talentosos. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig:bruja_amapola