Jonathan Reed y otros charlatanes del fenómeno OVNI

La existencia de vida extraterrestre es un tema que ha fascinado a mucho y en otros ha despertado su lado más escéptico. Sin duda se trata de un tema que puede prestarse a la charlatanería o el fraude, pero, a lo largo de la historia contemporánea han surgido distintos investigadores y apasionados del tema que dedican su existencia entera a obtener evidencia de contactos alienígenas. Jonathan Reed y otros charlatanes del fenómeno OVNI han surgido como grandes embaucadores que han echado mano de disparatadas historias para captar la atención.

Las historias acerca de avistamientos o contacto extraterrestres van desde lo más convincente hasta un relato digno de un guión cinematográfico de ciencia ficción. Muchas personas han sido destapadas como charlatanes en búsqueda de riqueza y fama a costa de otros humanos interesados en el tema y esto ha provocado la división entre la certeza de una investigación científica real o un simple montaje de distintos arquetipos alrededor de los OVNIS.

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El caso más concreto y conocido sobre charlatanería es el de Jonathan Reed. Un supuesto psicólogo infantil egresado de la Universidad de California, Los Ángeles que tuvo un contacto, en 1996, del cuarto tipo con un humanoide que agredió y asesinó a su perra golden retriever. La historia versa básicamente en que Reed se encontraba dando un paseo por el pintoresco bosque de las Montañas Cascade, al noroeste de Seattle cuando su perra salió corriendo, claramente persiguiendo algo o a alguien.

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Reed corrió tras de ella escuchando que poco a poco los ladridos del animal se volvían más lastimeros, como si le estuvieran dañando. Cuando logró encontrarla vio horrorizado a un humanoide de gran cabeza con ojos completamente negros y rasgados sujetando a su perra por el cuello al tiempo que la hería. La sangre del animal comenzó a correr hasta que el cuerpo y el líquido vital se pulverizaron en una especie de cenizas.

Con el propósito de defenderse y vengar a su animal de compañía, Reed decidió darle en la cabeza con un leño al ser extraterrestre. Logró desmayarlo y recordó que en su mochila cargaba una cámara fotográfica y otra de video para poder filmarlo tendido en el suelo del bosque. Al no saber qué hacer, envolvió el cuerpo y lo llevó a su casa para meterlo a su nevera y más tarde, extraerle sangre para mandarla a algún laboratorio.

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Gracias a la colaboración de sus amigos Robert Raith y Harold Chacón, siendo el primero el coautor del libro de Reed, y el segundo un supuesto microbiólogo egresado de la Universidad Católica de Puerto Rico. Reed presentó un supuesto análisis donde no se encontraba evidencia de que el ser capturado fuera una persona o un animal.

Según Reed, un escuadrón del Gobierno de los Estados Unidos, llamado «The Dark Side» le perseguía constantemente e incluso, ha asesinado a científicos y amigos que han tenido contacto con las pruebas o con la criatura. Su historia resultaba creíble en un principio. Tanto que el mismo especialista en OVNIS mexicano, Jaime Maussan, invitó a Reed al programa de variedad de Televisa «Otro Rollo» para hablar del tema y este se presentó con un supuesto brazalete alienígena que podía teletransportarlo.

Años más tarde, Reed fue desmentido respecto a sus títulos universitarios y los de sus compinches. Según las investigaciones de algunos fanáticos, Reed no había estudiado y no era más que un empleado de gasolinera igual que sus compañeros. Jonathan Reed y otros charlatanes forman parte de un extraño pero cómico séquito de personas hambrientas por pasar a la historia por establecer contacto con seres de otro mundo.

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Otro caso relevante sobre charlatanes del fenómeno OVNI fue el de los Ummitas, mito creado por José Luis Jordán Peña, vicepresidente de la Sociedad Española de Parapsicología y uno de los «afortunados» en presenciar en vivo y a todo color una nave Ummita en Aluche, Madrid. Supuestamente, en la década de los sesenta, una nave había aterrizado en Aluche y presenciada por distintas personas.

Ummo es el planeta del que según provenían los visitantes alienígenas. Un planeta con habitantes super dotados pero con una notable sensibilidad en la yema de los dedos, por lo cual su acercamiento a la Tierra, también tenía la finalidad de reclutar a un mecanógrafo que les ayudara a dispersar su mensaje mediante comunicados firmados con los símbolos de paréntesis y el de positivo [ )+( ]. La prensa local se encargó de hacer más grande el dicho mediante la publicación de supuestas fotografías probatorias.

Se desató todo un fenómeno alrededor del caso: testigo anónimos que afirmaban el aterrizaje de la nave, documentos e informes originarios de Ummo, gente creando un culto alrededor de la historia que más tarde tendría fines de explotación sexual y abuso… En fin, toda una caja de pandora y todo gracias a la triste necesidad de hacer creer a las personas sobre la vida extraterrestre. En una entrevista con Manuel Carballal, periodista que lo contactó, José Luis Jordán Peña se declaró arrepentido y aclaró rotundamente que no tenía ningún propósito de enrollar el tema a una secta pero que el fanatismo de la gente y el paso del tiempo, algo que no era peligroso, lo convirtieron en un suceso delicado.

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Jonathan Reed y otros charlatanes pasaron a la historia por sus burdas historias que aún siguen provocando fascinación y en algunos casos, aún un poco de credulidad por parte de los fanáticos del tema. 1995 y la ausencia de tecnología mayor para corroborar fuentes y testimonios, trajo consigo uno de los mayores fraudes considerados en la historia de la ufología: Un video de una supuesta necropsia real a un cuerpo alienígena que había caído junto con su nave en el desierto de Nuevo México.

El cineasta Ray Santilli declaró haber encontrado una película rodada en blanco y negro que mostraba una perturbadora e inusual escena médica: una necropsia a un alienígena por supuestos militares. Este anuncio le brindaba mayor credibilidad a la tesis de los cuerpos encontrados en una nave. Durante 17 minutos, el examen médico detalla características llamativas del cuerpo como 12 dedos de los pies.

El documental se vendió a distintas cadenas de televisión, se emitió en más de 23 países alcanzando incluso el Museo de Londres. La verdad se develó cuando en 2006, Ray Santilli admitió que el documental se trataba de un montaje del cual, poseía la cinta original pero debido al «mal estado» de la misma, se vio obligado a recrearlo con incrustaciones de cuadros originales. Tras la declaración, Ray permanece alejado de la vida pública y aún con ello su trabajo sigue siendo tildado de fraude, pero a pesar de ello, reunió una fortuna de poco más de 10 millones de dólares con su destacable trabajo cinematográfico que pretendió hacer pasar como documental real y lo colocó a lado de Jonathan Reed y otros charlatanes.

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