La etapa prolífica del cine mexicano está compuesta por un amplio catálogo de extraordinarias películas. Producciones que provocaron la fuga de emociones que sirvieron como exorcismo artístico de lo vivido entre la estabilidad de los tiempos posteriores a la Revolución Mexicana, crisis económica y social global, y la Segunda Guerra Mundial. De ahí que el florecimiento devino en alquimia pura, al convertir el carbón vivencial en la época de Oro del cine mexicano.
Fue la película «Allá en el Rancho Grande», dirigida por Fernando de Fuentes y protagonizada por Tito Guízar y Esther Fernández, en 1936, la que marcó el inicio de la era industrial del séptimo arte en México, y con ello La pauta para que la época de Oro del cine mexicano promoviera la aparición del género de la “comedia ranchera”. Contribución que logró posicionar a las creaciones nacionales en el corazón del ámbito cinematográfico mundial.
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Tanto en lo técnico, con la incorporación del Star System que figuraba en Hollywood y que en México repitió patrones, modelos y narrativas, con sus propias adaptaciones; como en en lo creativo con las adaptaciones literarias, la época de Oro del cine mexicano se caracterizó por la identificación plena y natural del público con las películas.
La búsqueda de una nueva identidad cultural, aunada al surgimiento de nuevos directores y cinematógrafos que le dieron otro sentido a la mexicanidad, derivó en que la época de Oro del cine mexicano fuera y sea considerada en la actualidad como un medio recreativo, y a la vez uno de difusión. Entretener e informar sobre la cotidianidad social repleta de clasismo y otros males sociales. Si de géneros se trata, este periodo aureo procreo los siguientes: La clásica comedia ranchera, el cine musical y de rumberas, cine de gánsteres, cine social y urbano, cine de terror y fantasía.
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La época de Oro del cine mexicano, con su consabida producción masiva de películas a principios de la década de los años 40, fomentó el surgimiento de los grandes estudios cinematográficos en la Ciudad de México, como Clasa Films, FILMEX, Films Mundiales, Cinematográfica Calderón, Películas Rodríguez, Mier y Brooks. Posteriormente en 1947, Grovas Films y Tepeyac. En cuanto a los Estudios Azteca, estos nacieron en 1933, y en 1950 fueron adquiridos por los Estudios Churubusco, que actualmente forman parte del patrimonio del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Los años cincuenta representan el cese del crecimiento de la producción cinematográfica en tierras mexicanas. Fueron varios los factores que influyeron en el declive: por una parte la llegada de la televisión como competencia directa. Provocó que el público fuera conducido y atraído por la televisión en los hogares. Y este fenómeno no ocurrió solamente en México sino en todo el mundo.
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Los productores se vieron obligados a buscar nuevos métodos y caminos. Forzado a evolucionar la técnica, el manejo de los temas y los géneros. Desgraciadamente se dijo que la época de Oro del cine mexicano llegó a su fin, y que las producciones se volvieron repetitivas y monótonas. Las compañías productoras abarataron costos y sacrificaron calidad, lo que originó el surgimiento de las películas conocidas como “churros”. Lo posterior fue el abandono de los espectadores, sumado a problemas sindicales y burocráticos que determinaron la desaparición de tres de los estudios de cine más importantes entre 1957 y 1958: Estudios Tepeyac, Clasa Films y Estudios Azteca; también en 1958 la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas despareció el Premio Ariel a lo mejor del cine nacional, motivado por el estado de crisis de la industria
La muerte de Pedro Infante en 1957 representó otro duro golpe paraa época de Oro del cine mexicano. Se trató de uno de los grandes junto con Tito Guízar, Esther Fernández, Arturo de Córdova, Abel Salazar, Agustín Lara, Blanca Estela Pavón, Cantinflas, Clavillazo, Dolores del Río, Elsa Aguirre, Evita Muñoz, “Chachita”; Germán Valdés, “Tin Tan”; los hermanos Soler, Ignacio López Tarso, Joaquín Pardavé, Luis Aguilar, María Félix, Pedro Armendáriz, Resortes, Silvia Pinal, Sara García y Jorge Negrete.
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El fallecimiento de Infante provocó nuevamente incertidumbre. Habrá que explotar los resultados de la alquimia artística correctamente, para generar en conjunto una segunda época dorada, una segunda época de Oro del cine mexicano.
Stephanye Reyes
Periodista en deformación. Humana por imposición, bruja por elección. Ojos defectuosos pero talentosos. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig:bruja_amapola
