En la era actual, donde la información fluye a la velocidad de un clic, las figuras públicas, y en particular los artistas, enfrentan una creciente presión para pronunciarse sobre eventos y conflictos globales. Esta expectativa se ha intensificado dramáticamente en el contexto del genocidio en Palestina, una situación que ha generado condena internacional y ha impulsado a la sociedad civil a demandar más que entretenimiento de sus ídolos. La pregunta ya no es si los artistas deben tomar una postura, sino cuándo y cómo usarán su poderosa plataforma para amplificar las voces de quienes sufren.
Un caso que ha resonado fuertemente es el de la reconocida cantante Rosalía y el diseñador mallorquín Miguel Adrover. Adrover, conocido por su ética y su visión intransigente, reveló públicamente que rechazó vestir a la artista debido a su falta de apoyo explícito al pueblo palestino. En un correo electrónico que él mismo difundió, la respuesta de su representación fue clara y concisa: «Miguel no trabaja con ningún artista que no apoye públicamente a Palestina«. Esta decisión, que generó un considerable debate en redes sociales y medios, puso de manifiesto la creciente demanda de coherencia entre los valores personales de los artistas y su manifestación pública.
Qué artistas son pro Israel en medio de la guerra contra Palestina

El diseñador no se quedó ahí. A través de un mensaje contundente en Instagram, Adrover afirmó: «El silencio es complicidad«. Subrayó que aquellos que poseen un «gran altavoz» tienen la responsabilidad moral de usarlo para denunciar un genocidio. Su admiración por el talento de Rosalía es palpable, pero eso no mermó su convicción. «Rosalía, esto no es nada personal. Te admiro por todo tu talento y por todo lo que has logrado. Y creo que eres mucho más que esos artistas que solo se dedican al espectáculo y al entretenimiento«, sentenció Adrover. Esta distinción entre el mero entretenimiento y un arte con conciencia social resuena con un sector cada vez más amplio de la audiencia.
La ausencia de posicionamiento por parte de Rosalía, hasta el momento, contrasta marcadamente con las acciones de otros artistas que han optado por manifestar públicamente su rechazo a la situación en Palestina. Un ejemplo notorio fue el Festival FIB en España, celebrado entre el 17 y el 19 de julio. Varios artistas de renombre, como Residente, Samantha Hudson y Judeline, tomaron la decisión de no participar en el evento. Su rechazo se debió a la vinculación del festival con el fondo israelí KKR, una entidad que, según informes, financia proyectos en los territorios palestinos ocupados, generando así un puente directo entre el entretenimiento y el conflicto.
La influencia del fondo KKR no se limita al FIB; también controla eventos masivos de música electrónica en Ibiza, como Elrow, Boiler Room y Brunch Electronik. Esta conexión ha desatado una ola de movilizaciones y protestas por parte de grupos propalestinos en la isla. Han llevado a cabo acciones en zonas turísticas y aeropuertos, denunciando lo que consideran una «connivencia con el sionismo» y el sufrimiento del pueblo palestino, especialmente el derivado del bloqueo de alimentos impuesto por Israel, que ha exacerbado una crisis humanitaria.
Las denuncias sobre la situación en Gaza no provienen únicamente de activistas. Organizaciones israelíes de derechos humanos, como B’Tselem y Médicos por los Derechos Humanos, han sido categóricas al denunciar que Israel está cometiendo un genocidio contra los palestinos en Gaza. Estas organizaciones han hecho un llamado urgente a los aliados occidentales, señalando su «obligación moral y legal» de intervenir para detener la violencia. Lamentan profundamente que el apoyo internacional esté permitiendo la continuación de ataques contra civiles palestinos, subrayando la urgencia de que todas las voces influyentes se alcen en favor de la justicia y los derechos humanos. El rol de los artistas, en este escenario, se convierte en un imperativo ético.
Stephanye Reyes
Periodista (Carlos Septién García). Exploradora de la cultura alternativa y la disidencia. Lee mi columna para un análisis de derechos humanos e impacto social en la urbe. Hago fotografía de todo lo que mis miopes ojos ven: Ig: @bruja_amapola





