Pedro Friedeberg es un artista mexicano contemporáneo mejor conocido por sus esculturas y grabados surrealistas. Sin embargo, destacar como Pedro Friedeberg artista va más allá de sus obras famosas. Su ecléctico cuerpo de trabajo une imágenes arquitectónicas y patrones psicodélicos con iconografía oculta y deslumbrante.
Manifestó interés por el arte desde pequeño. Su madre dijo que cuando tenía 2 años le gustaba sentarse enfrente de la Basílica de Santa María Novella, en Florencia, e intentaba dibujarla, mostrando ya así su interés por convertirse en Pedro Friedeberg artista. En su juventud, fue cautivado por la arquitectura renacentista de las iglesias y de la Torre de Pisa.
Nacido como Pietro Enrico Hoffman Landsberg el 11 de enero de 1936 en Florencia, Italia, fue hijo de inmigrantes judíos alemanes que escapaban del Holocausto. Él y su familia se mudaron a México cuando Friedeberg tenía tan solo 3 años. Influenciado por los libros de arquitectura renacentista y gótica que vio de niño, Friedeberg estudió para convertirse en arquitecto. Lo hizo por la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México en 1957.
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«Gaudí y Facteur Cheva me inspiraron al inicio de mi carrera. Además, el arquitecto Max Cetto que tenía el gusto exquisito de los años cuarenta. También el arquitecto Vladimir Kaspe, que fue el primero con quien trabajé en 1951. A este último le eché a perder varios planos de los que aún se dibujaban a mano», Pedro Friedeberg para HotBook.
Sin embargo; el joven Friedeberg no completó sus estudios ya que comenzó a dibujar diseños que iban contra las formas convencionales de los años 50, incluso creando estructuras completamente inverosímiles. Su trabajo llamó la atención del escultor alemán Mathias Goeritz quien lo animó a continuar su carrera como Pedro Friedeberg artista lleno de innovaciones. Aunque su obra encuentra eco en dos de los movimientos artísticos más apasionantes de los años 60 –POP y Op Art-; su trabajo está más relacionado con el surrealismo tardío.
«Hay muchas personas que me han influenciado. Creo que, para ser artista, uno comienza imitando a otros artistas. En mi caso, empecé copiando a maestros como Hans Holbein, Tintoretto y Paolo Veronese. Después, me fijé en artistas más modernos como Salvador Dalí, Escher, Diego Rivera y, el más grande maestro mexicano para mí, Juan O’Gorman«, Pedro Friedeberg.
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En particular, la obra del artista revela sus estrechos nexos con los principales surrealistas europeos que también habían encontrado refugio en México: Leonora Carrington; Kati Horna; Edward James; Alice Rahon y Remedios Varo, quienes fueron irreverentes, rechazando el arte social y político que dominaba en el tiempo. Friedeberg también se inspiró profundamente en Mathias Goeritz Brunner, especialmente en sus tendencias dadaístas, que encontraron expresión en el grupo de vanguardia conocido como “Los hartos” (los “Hartistas”) de los años sesenta. El trabajo de Friedeberg combina todas estas influencias en algo completamente, único e inconfundiblemente suyo.
«El surrealismo es el arte de los sueños, de la fantasía y de la imaginación», Pedro Friedeberg.
Aunque Friedeberg es un pintor consumado, es famoso por sus diseños de muebles irónicos, en particular la «silla mariposa» y la «silla de mano». Ambas piezas fueron diseñadas originalmente en la década de 1960 como un rechazo a la estética y funcionalismo internacional / modernista.
Después de diseñar su primera silla, Friedeberg pasó a diseñar mesas, sofás y sillones de dos plazas. Este cuerpo de trabajo, junto con los lienzos obsesivamente atestados y meticulosamente detallados del artista, a menudo incluía referencias a escrituras tántricas; códices aztecas; catolicismo; hinduismo y símbolos del ocultismo. En 1963, Friedeberg también había comenzado a realizar obras enteramente escultóricas de cuerpos distorsionados con apéndices tomados de estatuas religiosas encontradas en tiendas de antigüedades y mercados de pulgas.
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«Nada más hice una silla y una mesa con figuras de manos. Son una tontería, las hice para divertirme. Después de eso me pidieron algunos otros muebles que, en realidad, se relacionan más con el arte que con mis estudios de arquitectura. Cuando estudié la carrera, todo lo que aprendíamos era muy cuadrado, nada que ver con lo que yo hice. Detesto las sillas modernas de los diseñadores reconocidos, me parecen horrorosas y pretenciosas, prefiero una silla del barrio de Tepito«, Pedro Friedeberg para HotBook.
En 2016, El Museo Franz Mayer de la CDMX presentó La casa irracional: Pedro Friedeberg, arte y diseño, que reflejaba el espíritu innovador de Pedro Friedeberg artista, en una exposición del diseñador mexicano, la cual ofreció un panorama de sus procesos de trabajo; influenciado por diversas disciplinas; presentando una variedad de obras de diseño que responden a diferentes intereses, mostrando las diferentes concepciones del diseño a lo largo de su trayectoria.
Las piezas de Pedro Friedeberg forman parte de las colecciones más importantes, privadas o públicas, de todo el mundo. Las extrañas composiciones y la excéntrica actitud como Pedro Friedeberg artista reconocido internacionalmente le han valido el reconocimiento global. Hoy en día, las obras del artista se encuentran entre las colecciones del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles; el Museo Smithsonian de Arte Americano en Washington,¡; D.C. y el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Friedeberg actualmente vive y trabaja en la Ciudad de México.
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Marisol Martínez
Columnista de cultura alternativa. Analista de conciertos y producción audiovisual. Visión formada en la UCI y medios como LifeBoxed. Descubre las historias de la escena.





