El 7 de julio de 1993, a los 27 años, murió Mia Zapata, vocalista de la banda punk grunge The Gits, de Seattle. A diferencia de grandes leyendas como Janis Joplin (con quien se le comparaba vocalmente), Jim Morrison, Jimi Hendrix, Amy Winehouse o Kurt Cobain (quien murió casi un año después), Mia no dejó este mundo por el éxtasis alucinógeno de alguna sustancia prohibida; por el exceso de alcohol o por una sobredosis.
A Mia Zapata la violaron y asesinaron brutalmente. Un evento que impactó a una escena musical entera, el grunge, y que tuvo repercusiones fuera de la música.
THE GITS
Mia Katherine Zapata nació el 25 de agosto de 1965, en Louisville, Kentucky, Estados Unidos. Desde niña mostró una conexión especial con la música y aprendió a tocar la guitarra y el piano. Mia se caracterizaba por tener “un espíritu luchador”, quizá haciendo honor a su nombre (en el sitio oficial de la banda se dice que su padre era pariente lejano de Emiliano Zapata).
Para algunos, su voz es comparable con la de Joplin así su estilo desenfadado y sincero, así como sus canciones —cargadas de sustancia e ideología—, bien pudieron llegar a llenar vacíos como el que dejó Cobain. El problema es que a Mia la asesinaron casi un año antes de que Kurt se pegara un tiro.
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Zapata formó The Gits en su ciudad natal en 1986 junto a Joe Spleen (nacido como Andy Kessler) en las seis cuerdas, Matt Dresdner en las cuatro y Steve Moriarty en la batería. La banda estaba influenciada por el jazz y el blues; su repertorio incluía algo de punk, con sus clásicos acordes distorsionados y melodías mucho más acompasadas al ritmo de blues. Sus influencias no se trataban sólo de sus gustos, sino que en verdad se reflejaban en la composición de las canciones.
Gracias a su estilo fue inevitable que, tres años después de su formación, en 1989, la banda se mudara a Seattle, donde comenzaron a tocar en un bar que se encontraba a un costado de un hospital mental. “Me encanta mi trabajo, pago para escuchar los problemas de la gente”, decía Zapata con el humor que la caracterizaba.
Y probablemente sea esta experiencia la fuente en varias de sus letras: “Corta mi piel, es lo que me hace humano” (“Cut My Skin It Makes Me Human”). Cada escenario que pisaban los Gits se convertía en una poderosa carga de sonido que tenía como fuente la potente voz de Mia.
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The Gits era conocido por su independencia y su activa postura social. El grupo organizaba sus propios conciertos y giras ya que no contaba con un manager. Se movía en una escena subterránea vibrante, llena de punks, activistas, y otros grupos grunge.
Incluso realizaron una gira por Europa con el apoyo de okupas ilegales y amigos. Visitaron Europa occidental, Escandinavia y Alemania Oriental. Estaban en la movida y tenían grandes posibilidades.
La banda ganó reputación y comenzó a despuntar en la escena local. Sus presentaciones eran poderosas y enérgicas. Su discografía fue breve pero memorable: Frenching the Bully (1992) y Enter: The Conquering Chicken (1993). Este último estaba en proceso de grabación cuando Mia fue asesinada, por lo que su aparición fue póstuma. Años después se publicarían algunas compilaciones como Kings & Queens (1996) y Seafish Louisville (2008).
EL ÚLTIMO DÍA DE MIA ZAPATA
Fue a inicio del mes de julio de 1993. The Gits regresaba a casa luego de una exitosa gira por la costa oeste de Estados Unidos. La banda se encontraba en conversaciones sobre un contrato con la entonces importante firma Atlantic Records; además, una nueva gira se avecinaba e incluso se respiraban nuevamente aires europeos a la vuelta de la esquina. ¿Qué más podría pedir una banda de punk-grunge en ese momento?
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Sin embargo no todo era perfecto. Al menos así lo dejaba ver un presentimiento, una corazonada. De acuerdo con la tesis Heavy Angel: Mia Zapata, escrita por Margaret O´Neil Girouard, el baterista de The Gits, Steve, afirma que en la cantante existía un presentimiento que no la dejaba en paz. La recuerda diciendo:
“No quiero estar de vuelta en Seattle. Tengo un mal presentimiento”.
Moriarty cree que Zapata tenía una sensación de que algo terrible iba a suceder: “Ella fue una verdadera persona intuitiva. Extremadamente intuitiva”. El 6 de julio de 1993, el bar Comet Tavern en el barrio de Capitol Hill, de Seattle, fue la última parada de Mia. Estuvo brindando con algunos amigos y colegas musicales; hablando de viejos tiempos y los nuevos aires que prometían, quizá, algo más para la banda. Zapata dejó el lugar alrededor de la medianoche, no sin antes abrazar profundamente a todos y cada uno de los que la vieron por última vez aquella noche.
Así lo registra el documental The Gits, realizado en 2005 por Kerri O’Kane y lanzado en DVD en 2008. Luego del bar, Mia se dirigió a casa de un amigo, Tracy “T.V.” Kenley, quién la invitó a quedarse, pero ella se negó y a las 2:00 a.m. salió a la calle para no regresar nunca más; decidió caminar hasta su casa mientras escuchaba música en sus auriculares.
Alrededor de 3:20 a.m. una prostituta llamada Charity Vials encontró el cuerpo de Mia tendido en una calle desierta a unos 5 kilómetros de distancia del bar. Estaba parcialmente vestida y acostada de espaldas, con las piernas cruzadas y los brazos extendidos a ambos lados, como en una posición de cruz.
Aunque los médicos intentaron reanimar a Mia Zapata, fue declarada muerta en la escena del crimen a causa de una brutal violación que culminó con su estrangulación con unas cuerdas obtenidas de la sudadera de The Gits que vestía. La noticia de la muerte llegó a los amigos después de una larga noche de misterio e incertidumbre.
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En ese momento la vocalista se convertiría tristemente en una leyenda del punk y del naciente grunge en Seattle. Días después, el 6 de agosto, se realizó un concierto benéfico para conseguir el dinero que cubriera el contrato de un investigador privado capaz de dar con el asesino y violador. En el evento se presentaron bandas alto calibre como Nirvana. Sin embargo, el autor del crimen se conoció hasta una década después.
Una muestra de saliva en el pecho de Mia, dejada tras una mordedura durante la agresión, era todo lo que se tenía del asesino. En aquel entonces las pruebas de ADN todavía estaban en sus etapas iniciales en las investigaciones criminales y fue hasta 2003 cuando la muestra produjo una coincidencia con el ADN de un hombre que vivía al otro lado del país, en un pequeño pueblo de Florida.
Se trataba de Jesús Mezquia, de 49 años, quien contaba con un historial delictivo por diversos asaltos. Mezquia era un inmigrante cubano que llegó a Estados Unidos en 1980 y que vivió en Seattle en julio de 1993, según se comprobó.
Una vez detenido en Florida por robo, el entonces sospechoso se vio obligado a dar una muestra de su ADN, que coincidió completamente con la muestra recuperada del cuerpo de Zapata. El 24 de marzo de 2004 Mezquia fue condenado a 36 años de prisión a causa de la excesiva brutalidad y crueldad cometida en el asesinato y violación de Mia. Mezquia reclamó no conocer a la cantante y nunca haber realizado el crimen.
LA MUERTE Y EL NACIMIENTO
Quizá el asesinato de Mia no fue la noticia que sucumbió a todo Seattle. Y es que mientras esto ocurrió el ambiente era extasiado por la actuación de bandas importantes que emergían como la espuma: Pearl Jam, Soundgarden y Nirvana. Además, menos de un año después llegaría la impactante noticia del suicidio de Kurt Cobain.
No obstante, y a pesar de que fue una larga espera, la noticia de la resolución del caso dio al menos un halo de justicia y un respiro para los familiares y amigos de Mia. En algún momento estos últimos fueron también sospechosos del asesinato, cuando Mezquia seguía prófugo y se desconocía su autoría en el crimen.
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GO HOME Y OTROS HOMENAJES DE MIA ZAPATA
Luego del asesinato de Mia Zapata se formó Home Alive, una organización dedicada a enseñar el arte de la defensa personal a mujeres; algunos de sus fondos se lograron con el disco Home Alive – The Art Of Self Defense, que recopiló canciones de grandes bandas del grunge.
En junio de 1994, la banda de punk 7 Year Bitch grabó ¡Viva Zapata!, un álbum homenaje a Mia Zapata, en el que algunas de las canciones abordan directamente el asesinato de la vocalista. En 1994 Joan Jett escribió la canción “Go Home” en honor a Mia. La pieza fue lanzada como parte de su álbum Pure and Simple. Más tarde fue lanzado el videoclip donde se representa a una mujer siendo acosada y atacada; pero que es capaz de defenderse contra el atacante.
Pese a la trágica historia que frenó el camino de Mia Zapata, sus canciones reafirman el tamaño de la pérdida y resaltan su importancia por ser lo que son, más allá de lo que pudieron ser.
Mercedes Matz
Colaboradora y escritora. Ecléctica y fanática del blues, la astronomía y Takeshi Kitano. [email protected]